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ROJO SOBRE GRIS

Busco un ejemplo y pido ayuda

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura3 min
Opinión14-05-2006

Ando dándole vueltas a una palabra en la cabeza. Llegar a la conclusiòn adecuada es cuestión de vida o muerte, tanto para mí como para otros. En Jerusalén cuentan que ni judíos ni musulmanes lo conocen. Yo me pregunto qué consecuencias tendría en la lucha contra el terrorismo ser coherentes con él. La palabrita en cuestión es perdón. Hoy seguramente todos sabemos cuánto más o menos cuesta un piso en nuestra ciudad, el nombre del último famoso que ha salido en Dónde estás, corazón, cómo llegar a Ikea -si tenemos uno cerca-, mil curiosidades sobre nuestra profesión específica. Pero pocos de nuestros conocimientos, profundos o superficiales, tienen en nuestras vidas tantas consecuencas como tomarse en serio lo de perdonar. ¿Qué es perdonar? ¿Se puede perdonar pero no olvidar? ¿Es eso verdadero perdón? ¿Nos han perdonado alguna vez? ¿Hemos perdonado alguna vez? ¿Distinguimos cuándo nos han perdonado de verdad y cuándo no? El primero en hablarnos de perdón fue Cristo. Es por eso que ni judíos ni musulmanes entienden verdaderamente el significado de esta palabra, que constituye una de las riquezas propias de esta Europa a la que la actual Constitución le ha negado el derecho de reconocer sus raíces cristianas y grecolatinas. En fin. El perdón es parte del patrimonio cultural y espiritual de Occidente, que acaba con el ojo por ojo, diente por diente; es una realidad que hace al hombre más hombre, que lo pone en el camino de su plenitud, que lo llena de satisfacción y le descubre más quién es, tanto si perdona como si es perdonado. Pero ¿por qué? ¿Por qué? ¿Y cómo se perdona a un asesino que ha acabado con la vida de un familiar, o de varios? ¿O al que promovió la guerra? ¿Es necesario para perdonar que me pidan perdón? ¿O puedo perdonar sin que me pidan perdón y, aún, es mejor y me hace mejor persona? ¿Puede el perdón ser exigente? ¿Tiene responsabilidades el perdón en la redención del perdonado? ¿Cómo se perdona a los terroristas? ¿Cómo se perdona a un gobernante que quiere atacar los principios básicos de la vida? ¿Por qué el perdón nos hace fuertes, como decía Cristo, y no débiles, como decía Niesztche? ¿Cómo puede organizarse una sociedad en torno al perdón? ¿Es eso posible, o una utopía? A mí me gustaría encontrar un ejemplo de perdón aplicado a la vida social y política de un país. Me gustaría saber cuál debería ser la postura de un cristiano si en sus manos estuviera la política antiterrorista, por difícil que fuera. Hablar de paz parece muy propio de gente bondadosa, pero no encuentro en Zapatero una motivación auténtica y desinteresada, jamás le he oído hablar de perdón, y seguramente diría que perdón, como nación, no le importa un pito qué signifiquen. A los cristianos sí nos importa lo que significan las palabras, porque necesitamos saber qué significa perdonar para poder hacerlo de verdad. ¿Quién me ayuda a encontrarlo? Busco un ejemplo de perdón cristiano aplicado a la vida socio política de un país, preferiblemente actual y en un caso de terrorismo, pero no necesariamente. Rojo sobre gris a quien me ayude a encontrarlo.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo