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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Había una vez un circo

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España23-04-2006

Había una vez/ un circo que alegraba siempre el corazón/ con frío o con calor/ el circo daba siempre su función… Ha pasado mucho tiempo desde que los payasos de la tele entonaron esta canción para una de sus célebres películas. Corría el año 1974 y Gabi, Fofo y Miliki se encargaban de poner la banda sonora a la infancia de muchos niños españoles. La inocente melodía de Había un vez un circo caló tan hondo que, años después, hasta los políticos del Gobierno catalán parecen basarse en ella a la hora de hacer política. Da igual la situación que atraviesen sus instituciones, que los sondeos de opinión les otorguen los índices más bajos o que el entendimiento entre ERC y PSC sea cada vez menor, con frío o con calor, el Tripartito siempre esta ahí para animar la función con alguno de sus espectáculos. Desde que los socialistas se hicieron con la Generalitat, su gestión a lo largo de los últimos tres años ha sido más propia de un negocio circense que de un Ejecutivo autonómico. Dentro de este guirigay político el principal responsable es Pasqual Maragall, no sólo porque sea el presidente, si no porque en buena parte es el culpable de la mayoría de los desastres. Como buen director de circo, a la hora de formar Gobierno decidió rodearse de los mejores payasos. Sin embargo algunas de las gracias de sus socios han terminado por costarle muy caro. Episodios como el de la corona de espinas, la reunión con ETA o las cartas de Vendrell han provocado más criticas que carcajadas. A la hora de hacer valer su autoridad, Maragall tampoco ha estado a la altura. La oposición le mandó callar con el escándalo del 3 por ciento justo cuando el president ya se estaba remangando para sacarle los colores a más de uno. Al final se calló por miedo a que se los sacaran a él. Más adelante y por mandato de su propio partido reculó cuando hace unos meses intentó remodelar su Gobierno. Ahora sí le han dejado pero la situación perece tener ya difícil solución. Este director de circo ve con gran melancolía como su espectáculo se dirige irremediablemente al fracaso. Desde el partido central ya no cuentan con él. Lo tienen tan claro que hasta Zapatero ha preferido pactar los últimos temas de importancia en Cataluña con CiU antes que con su propio compañero. El Govern entra en su último año y todas las iniciativas sociales que prometieron, finalmente no se han llevado a cabo. Si hay algo que ha caracterizado al Gobierno Tripartito es su nula actividad legislativa. Maragall y sus socios dedicaron en exclusiva todo su tiempo y esfuerzo en sacar adelante un nuevo Estatuto para Cataluña. Se lo jugaron todo a esa carta conscientes de lo éxitos que les reportaría. No obstante -y para colmo- a Maragall le crecieron los enanos y los meritos de la reforma estatutaria se los acabó atribuyendo la oposición. Un circo vaya. Hace algunas semanas desde Cataluña sorprendían con una decisión realmente relevante, una de esas noticias que uno las lee con la tranquilidad del que se quita un buen peso de encima. “Los partidos catalanes acuerdan la celebración del certamen Miss y Mister Nació catalana“. Por fin un poco de iniciativa política. Menos mal que ante las grandes necesidades de los catalanes sus políticos son capaces de aparcar las diferencias y mirar por el bienestar de sus ciudadanos. Ya se sabe, los pilares de todo Estado que se quiera considerar como tal pasan por tener un himno, una bandera, un Estatuto y, por supuesto, un certamen de belleza propio. Ironías aparte, lo dicho, ¿Quién dijo que el circo había muerto?.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio