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SALUD

El Parkinson: síntomas, problemas y evolución

Por Alejandra Linares-RivasTiempo de lectura1 min
Sociedad16-04-2006

Muchos personajes públicos han padecido o padecen esta enfermedad. El Papa Juan Pablo II era uno de ellos y, aún hoy, el actor Michael J. Fox lo es. Esta afección crónica, progresiva y degenerativa dificulta enormemente algunos movimientos rutinarios y, en consecuencia, actividades necesarias como el trabajo. El propio Fox se vio obligado a apartarse de su profesión.

No es una enfermedad exclusivamente senil. Puede iniciarse también en la infancia y en la juventud. Éste último caso es el de Michael J. Fox. Él tenía 30 años cuando se lo diagnosticaron. Sin embargo, dar a conocer que se sufre una enfermedad degenerativa acarrea muchos problemas, especialmente en el mundo del espectáculo. Tardó ocho años en publicarlo, con la ventaja de que al principio de la enfermedad los síntomas son siempre menores. Normalmente, el Parkinson se caracteriza por la aparición de temblores, rigidez y lentitud general. No obstante, a veces el primer indicativo es un estado depresivo y el entorpecimiento para girarse en la cama, ponerse los zapatos e incluso escribir. La llegada del Parkinson se debe a la disminución de los niveles de una sustancia del tronco cerebral, la dopamina, y afecta al sistema nervioso en el área que coordina la actividad, la musculatura y los movimientos. Se desconoce el motivo de la muerte de las neuronas que producen la dopamina, aunque hay indicios de que los factores ambientales y genéticos que pudieran tener un papel relevante. A medida que la enfermedad avanza la calidad de vida de los pacientes disminuye. Sin embargo, si el tratamiento es adecuado, su esperanza de vida es la misma que la del resto de población. La medicación con l-dopa supone una mejora importante en el corto plazo pero es muy agresiva y, en seguida, aparecen los efectos secundarios: trastornos mentales, pérdida de eficacia del medicamento y movimientos anormales incontrolables. Por ello, hoy en día es más habitual el tratamiento quirúrgico a través de diversos métodos y para curar síntomas concretos, pero no toda la enfermedad. Aun así, ni siquiera esto garantizan resultados concluyentes.

Fotografía de Alejandra Linares-Rivas