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SIN ESPINAS

Torpedos contra la nación

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión29-01-2006

En este país en el que ya es imposible abrir la boca o escribir una frase sin que a continuación, te tilden de facha o de progre; haré un nuevo juicio de la realidad sabiendo que no podré escapar de tal reduccionismo. Porque aunque los políticos y muchos ciudadanos no lo crean o sean incapaces de comprenderlo, es posible analizar la realidad con un prisma más amplio que el meramente ideológico. Y lo es, precisamente porque la realidad es mucho más rica y diversa de lo que consideran quienes alardean de tener la mente más abierta ante la misma. Como tenemos los políticos que nos merecemos, no es de extrañar que nuestros máximos responsables sean también el paradigma de marasmo intelectual y ético que acontece al pensamiento de esta sociedad occidental de principios de siglo. Donde resulta que el relativismo y el subjetivismo imperante lleva al ser humano a no ver más allá de sus narices. O lo que es lo mismo, a tener una incapacidad total para hallar la verdadera trascendencia de la cosas. El hombre de hoy se transforma así en inmaduro y corto de miras, pues es precisamente el ser humano maduro el que es capaz de prever las consecuencias de sus actos. Lamentable ejemplo de todo ello es nuestro presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo relativismo y subjetivismo moral e intelectual ha dado ya frases y afirmaciones que pasarán a la historia de la estupidez más profunda. Sin embargo, argumentos como los que expuso el pasado jueves por la noche en la entrevista de pastel que le realizó Iñaki Gabilondo son realmente preocupantes. Independientemente de que sea verdad o mentira que al PP le vaya bien la política del miedo y al PSOE le venga bien decir que esa es la política que sigue el PP. ¿Cómo se puede esgrimir un argumento como el que sigue para sostenerlo? “El PP dijo que la familia se iba destruir cuando aprobáramos la ley de matrimonios homosexuales ¿Y se ha roto la familia o el matrimonio? No. Ahora dice que España se va a romper tras la firma del Estatut. Pues yo le digo que tampoco, así que dejen de meter miedo”, afirmaba Zapatero ante su displicente intelocutor. Hace falta mucha demagogia o falta de inteligencia para sostener estas afirmaciones sin ruborizarse porque evidentemente cuando las Cortes Generales aprueben el Estatut España no se troceará al instante como si le hubiese caído una bomba nuclear encima. Simplemente se dará un paso más en favor de su desintegración y debilitamiento como nación, tal como la ley de bodas gays lo hará en la desestructuración social española. Pero tristemente los lodos de estos polvos, no se aprecian de inmediato por una razón: porque para minar y erosionar dos instituciones tan fuertes como la nación y la familia hacen falta varios pasos como los que está dando Zapatero. Ahora, que no le que duda al presidente que con sus políticas les está lanzando varios torpedos en la línea de flotación.

Fotografía de Javier de la Rosa