ANÁLISIS DE ESPAÑA
Tiempos difíciles
Por Alejandro Requeijo3 min
España27-11-2005
La OPA de Gas Natural, las relaciones del ministro Montilla con La Caixa, el Estatuto catalán, la LOE… corren tiempos difíciles para el Ejecutivo socialista. Así lo demuestran las encuestas que indican que el Gobierno y su líder, el presidente Rodríguez Zapatero, han perdido buena parte del crédito del que gozaban al inició de la legislatura. Pero por si no tenían bastante con esto, ahora los terroristas se han lanzado a recuperar el protagonismo político emitiendo un nuevo comunicado. En su último rebuzno, ETA pide la internacionalización del conflicto, pero no hacen ni media alusión a la tregua. Esto ha supuesto un golpe a los planes del Gobierno, que ve como los gestos procedentes de la banda están tardando demasiado en llegar. Ante este difícil periodo en el que se encuentra, el presidente pronunció una de sus frases marca Alianza de Civilizaciones: “El desgaste de hoy será la fortaleza del mañana”. Es decir, que estas penurias tendrán su recompensa en el futuro. Más le vale. Pero lo cierto es que esta afirmación me ha traído a la memoria a un hombre que tenía una curiosa afición. Se trata de Marcelo Bielsa, un entrenador de fútbol que tuvo la selección argentina. Le llaman El loco y asegura que le gusta mucho correr simplemente por el placer que le produce parar de correr. Él, como Zapatero, también cree que el sufrimiento merece la pena cuando la recompensa posterior es buena. No obstante, su relación con el presidente del Gobierno no acaba ahí. Bielsa acudió a disputar el Mundial de Corea y Japón del año 2002 al frente de un equipo plagado de estrellas. Su popularidad era muy alta y tenía muchas posibilidades para hacerlo bien. En su mano estaba aprovecharlas o desperdiciarlas. Optó por la segunda opción. En lugar de abrirse y contemplar todas las opciones que atesoraba ese gran equipo, decidió jugársela toda a un carta. Se decantó por depositar la responsabilidad en un jugador conocido por su extremado individualismo. Se llamaba Ortega y le apodaban El burrito. Como se dice en el argot, era un chupón, necesitaba un balón sólo para él. En su día, El burrito gozó de mucha aceptación, pero por aquella época sólo unos pocos incondicionales creían ya en su forma de jugar. Bielsa, en contra de la voluntad mayoritaria de la gente, apostó por él. Perdieron el primer partido. En el segundo no les fue mucho mejor y Argentina no pasó del empate. Nadie entendía por qué el entrenador había tomado esa decisión. Hasta ese momento, el juego del equipo había sido muy bueno sin la necesidad del burrito. Pero aún así, Bielsa insistió. Tozudo él, sin escuchar a nadie y sin barajar otras opciones, mantuvo su decisión confiado en que daría resultado. Al tercer partido, Argentina quedó eliminada. Con su experimento, El loco Bielsa falló a todo un país. Podría haber salido bien pero falló. El entrenador permaneció en el cargo unos meses más, pero los resultados no acompañaron y se terminó marchando. La política no es muy diferente al fútbol en este sentido y cuando los resultados no llegan, también te vas a la calle. Debería tomar buena nota Zapatero del ejemplo de Bielsa y valorar todas la posibilidades que tiene antes de depositar el futuro de su Gobierno en alcanzar una tregua con ETA. Cuando alguien se agarra a un clavo ardiendo como podría ser este caso, hace cosas que no haría en condiciones normales. Lo de ETA puede salir bien, pero también puede fallar, como le sucedió a Bielsa. La diferencia es que aquí hay muchas más cosas en juego que un mundial de fútbol. Sobre este asunto, viene muy bien una de las frases finales de la última película de Harry Potter, recientemente estrenada. “Se acercan tiempos difíciles y oscuros en los que hay que saber elegir entre lo correcto y lo fácil. Pero debes saber que no estás solo".
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio