SIN ESPINAS
Reprimendas sociales
Por Javier de la Rosa3 min
Opinión13-11-2005
La primera víctima de toda guerra es la verdad. Y hay muchos tipos de contiendas civiles. Por suerte en España, la nuestra todavía no pasa de ser dialéctica, pero con el tesón y el empeño que le están poniendo los que viven del enfrentamiento, cada vez queda menos para que salten las chispas. Todos están en el ajo, unos y otros. Losantos y Pedro J. se están aprovechando de la COPE y de la Iglesia para hacer su particular negocio, entre otras cosas, porque la COPE y la Iglesia se están dejando usar interesada y lamentablemente para defender unos valores que desde los medios de Polanco se están atacando todos los días. Es cierto que los mensajes que salen desde la cadena de la Conferencia Episcopal no generan paz ni son ejemplos de caridad; y oyentes católicos profesionales que llevan allí muchos años así lo creen. Pero que sea Iñaki Gabilondo quien pida una reprimenda social para los obispos por esa circunstancia es el colmo de la hipocresía. Decía el propio Federico, que su hasta ahora competidor de las mañanas radiofónicas al fin se ha quitado su careta de “sor Iñaki de Calcuta”. Y es cierto, que en la tele el rojo canta mucho más que en la radio. Además, parece que Gabilondo ha decidido morir matando, o sea, que no le importa inmolar su carrera siendo pasto de la provocación y entrando ya sin argucia ni sutilidad al trapo que le lanzan. Debe creer que a estás alturas ya está por encima del bien y del mal. O eso, o su grado de obcecación es sumo. Por otro lado, hay que aclarar que Losantos y Pedro J. pertenecen a la derecha, pero su guerra no es para defender a los católicos sino sus propios intereses y anhelos de poder bajo unas creencias ultraliberales y antisocialistas. Gabilondo es simplemente anticatólico y más concretamente, anticlerical. Pero la crispación no sólo se genera con el insulto permanente o con la parcialidad informativa de la que están haciendo gala algunos profesionales de la COPE. El arte de la manipulación existe y consiste en aprovechar las técnicas que el gran público desconoce para informar de manera torticera, con premeditación, alevosía y nocturnidad. Eso sí, sin torcer el gesto ni decir una palabra más alta que la otra. Simplemente no dando cobertura a los actos que de sí tienen una objetiva relevancia social -como la manifestación del sábado-, dedicando toda una tarde a retransmitir las protestas de unas 5.000 personas en la sede del PP un día antes de las elecciones, pero olvidando a millón y medio en pleno centro de Madrid; dándole un tiempo ínfimo en sus informativos o seleccionando las declaraciones que peor dejan al colectivo que se manifiesta. Un solo ejemplo más. Miren ustedes las fotos de la manifestación contra la LOE que publica la Cadena Ser en su página de internet. Son 9 fotos. De ellas un solo plano general que es el único que permite observar a la multitud en una manifestación. El resto de las fotos son planos cortos de un grupito de monjitas, de pancartas o de la manifestación antes de que comenzara, para que se vean los huecos en el asfalto madrileño. Señor, Gabilondo ¿esas actuaciones no crispan? ¿esa manipulación permanente no merece una reprimenda social?