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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Siete lemas para una manifestación

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad13-11-2005

Ya que es complicado el acuerdo para saber cuántas personas acuden a las manifestaciones en España, dejemos los miles o los cientos de miles en siete individuos. Con siete personas basta. Sobra con que cada uno lleve un papelajo con un lema escrito. Quizás así causarían menos jaleo, pero removerían muchas más conciencias. Los lemas no deben insultar, deben instruir, más aún cuando lo que se revindica es una educación de calidad: "Abrid escuelas para cerrar prisiones", por ejemplo. Con letras bien claras, el segundo manifestante podría resolver su queja en diecisiete palabras. "Educar es formar personas aptas para gobernarse a sí mismas, y no para ser gobernadas por otros". Al lado suyo, el tercer manifestante susurraría: "La educación es al hombre lo que el molde al barro: le da forma". No llegarían a ocupar todo el ancho de la calle, pero a su lado bien podría ir otro sujeto con un papelito que rezase: "El principio de la educación es predicar con el ejemplo". Le acompañaría aquel que proclama: "Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres". Hay frases que más que lemas parecen golpes bajos, sobre todo cuando alguien puede darse por aludido. Bien podría ser éste: "Los hombres inteligentes quieren apender; los demás, enseñar". Pero también es digno y provechoso aprender más que a almacenar conocimientos, a coleccionar el valor de la humildad y el sentido común: "Nuestro defecto es aprender más por la escuela que por la vida." Siete individuos se las sobrarían para provocar la reflexión. Lo de menos es que esos lemas que nos hacen pensar sean fraes que surgieron un día en las mentes de Victor Hugo, Herbert Spencer, Jaime Balmes, Turgot, Pitágoras, Anton Chejov y Séneca. Puestos a hacer una manifestación a favor de una educación de calidad, hagámosla a partir de las palabras de los sabios, de las experiencias de los mayores, con un humilde deseo: que la prensa también sea medio de conocimiento, sincero mensajero de la verdad, ajeno a la manipulación, que busque el bien del hombre y que no quiera lectores por ampliar sus números, pues cuando a los lectores, a los ciudadanos y a los votantes se les considera números, no se les considera.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo