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ANÁLISIS DE ECONOMÍA

No sería la primera vez

Fotografía

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía12-11-2005

Ya tenemos de nuevo aquí a la enésima variante del mismo lío turbio político de siempre. Para este lío existe un modelo base: el del político que en el pasado perteneció a una empresa –también se acepta que entre aquí la familia del político en cuestión como propietaria del negocio- y que, al cabo de un tiempo, llega a puestos con capacidad de decisión en materia económica y mercantil. Entonces aparecen las sospechas de que haya intentado o intente beneficiar a aquella empresa con la que tuvo o tiene relación. Ya ocurrió esto cuando Rodrigo Rato se mojó los pies con el caso Gescartera, o cuando Eduardo Zaplana fue acusado de tratar de influir en Aguas de Valencia (AVSA), grupo participado por capital francés, durante su etapa al frente del Gobierno de la Comunidad Valenciana. Ahora salta a escena el ministro de Industria, José Montilla, por el hecho de que La Caixa, accionista de Gas Natural, haya condonado la deuda de 14 millones de euros que el PSC tenía con esta entidad bancaria. El cambio de la ley de financiación de partidos políticos tiene estas cosas: ya no se puede mantener el anonimato de las donaciones, así que cualquier operación económica es susceptible de ser investigada, y con razón. Por eso los medios pueden actuar en estos casos, y más que nunca, como cuarto poder, como vigilantes de la acción política. La trama de relaciones destapada en el asunto Montilla no indica, en principio, que haya nada ilegal. Pero para que los organismos públicos no tomen decisiones contaminadas en la historia de esta OPA tan correosa, existen los ojos de la prensa. Así que a andar con pies de plomo, porque no sería la primera vez que un dirigente político ve cómo su fama se arrastra y se retuerce por los papeles.

Fotografía de Gema Diego