Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE ESPAÑA

Niños malcriados

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura4 min
España23-10-2005

Existen muchas formas de educar. De hecho, se podría decir que hay tantas como educadores en el mundo ya que cada uno instruye bajo los patrones de conducta que cree más adecuados. Cuando se trata de encauzar un comportamiento conflictivo, son muchos los que optan por hacer uso de la “mano dura“. Se trata de una fórmula en la que escasea el dialogo y abundan las leyes y las decisiones arbitrarias. “Esto es así porque si y punto”. Amparados en el poder que les da la autoridad, a este tipo de educadores no les tiembla el pulso si tienen que recurrir a castigos y prohibiciones. Pero estas prácticas no siempre dan los resultados esperados y generalmente provocan dos reacciones totalmente opuestas: Están los que si consiguen ser “reformados“, los que ya nunca abandonarán el camino trazado por su tutor, pero por otro lado, también están los que en los colegios de curas llaman, rebotaos. Son aquellos que, lejos de cambiar su mala conducta, lo único que han hecho durante el tiempo que han permanecido sometidos a las leyes ha sido contenerla. Aguantando hasta el día en el que ya no tuviesen que obedecer más. Con mano dura es como combatió Aznar, sobre todo en sus cuatro años de mayoría absoluta, los quebraderos de cabeza que le proporcionaban los nacionalismos vasco y catalán. Pero cuando Aznar se fue, ambas comunidades resultaron ser unas rebotadas. De este modo, lejos de encauzar el comportamiento de los nacionalistas, Aznar simplemente alimentó el victimismo con el que después se han hecho más fuertes. Ese baobab mal cortado por el ex presidente es lo que se encontró Zapatero cuando llegó al Gobierno. No obstante, la situación iba a cambiar radicalmente a partir de ese momento. El líder socialista no es amigo de la mano dura. En su lugar, prefiere el dialogo, el talante y la sonrisa. Otra forma de educar, que en este caso tampoco ha dado resultados. No tenemos más que ver al niño malcriado de Maragall. El menos socialista del partido, nunca ocultó sus aspiraciones, más próximas al independentismo que a la línea marcada por Ferraz. Sus actitudes y declaraciones incomodaron desde el principio al resto de los hermanos de la familia socialista. Un comportamiento que Zapatero nunca le recriminó. En su lugar, mandaba callar a los Ibarra, Chaves, Vázquez y compañía. El primer error del presidente fue permitirle pactar con ERC. Eso suponía el riesgo de condicionar el Gobierno de todos los españoles a un partido minoritario al que nada le importan los españoles. Pero todo fuese por que el niño se hiciese con su ansiada Generalitat. A pesar de su nuevo cargo, el president no dejó de dar disgustos a su protector . La crisis del Carmel y el posterior escándalo de tres por ciento, sus palabras para las mujeres maltratadas, sus numeritos con Carod en Israel… Pero Zapatero nada de nada, ni un solo reproche, ni media llamada al orden, más bien todo lo contrario. Del mismo modo que un mal padre le compra a su hijo la moto último modelo a pesar de que éste haya suspendido todas en el colegio, Zapatero agasajó a Maragall con el mejor de los regalos: un nuevo Estauto!. Pero ojo, no uno cualquiera, el que el niño eligiese. El problema es que Maragall ahora ha corrido mucho con esa moto último modelo que le regaló papi y no ha tardado en darse el golpe. Él ha sido un niñato, pero Zapatero el culpable por malcriarle. El último capricho ha sido querer cambiar el Gobierno catalán a su antojo. Ahora, después de mucho tiempo y muchos errores, Zapatero parece empezar a darse cuenta del problema que tiene en Cataluña y puede que ya le este buscando salidas. Y cuando con tanto Estatut estábamos ya a punto de echar de menos las salidas de tono procedentes del País Vasco, el PNV se ha encargado de evitarlo presentando a Zapatero su nueva propuesta para el futuro de la comunidad vasca. Una iniciativa que algunos ya han calificado como “el Plan Ibarretxe 2” por sus semejanzas con el texto que fue rechazado en su día en el Parlamento. El presidente tiene con esto una oportunidad de oro para demostrar que ya ha aprendido la lección. Zapatero debe tener cuidado con lo que concede porque si dice que sí a muchas más cosas, quizá tenga más de un niño malcriado del que deshacerse.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio