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ANÁLISIS DE DEPORTES

Motivos para no llegar al podio

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes25-09-2005

Más allá de la ausencia de Pau Gasol, que dejó un tanto huérfano el juego interior, habida cuenta de que Felipe Reyes atesora garra, pero no demasiada altura, y Jorge Garbajosa es más un segundo pivote que un verdadero center, más aún con su buena mano desde el 6,25, España se atascó en ocasiones por no saber encontrar las mejores opciones de tiro y, pese a tener buenos jugadores, durante todo el Europeo dejó unos porcentajes de triples bastante pobres. Quizá un alero puro, como Óscar Yebra o Alberto Herreros en anteriores campeonatos, hubiese dado más versatilidad al juego de la selección nacional. Una de las carencias, no por sabida menos evidente, resultó el aspecto físico, decisivo sobre todo en el partido contra Francia, el que privó a España de subir al podio por cuarto Europeo consecutivo. El trabajo de los técnicos, tanto en la selección –con un plazo de tiempo reducido, al final de la temporada, que hace prioritarios otros aspectos– como en los clubes –donde muy pocos entrenadores, quizá sólo Dusko Ivanovic en la liga ACB– se centra más en el trabajo de los sistemas defensivos y de ataque, a costa de descuidar un tanto el equilibrio del propio jugador entre sus capacidades atléticas y técnicas. El cansancio pudo ser uno de los factores que privó a España de tener recursos y capacidad de sorpresa en los partidos decisivos, a partir de las semifinales. Mario Pesquera, posiblemente un tanto demasiado académico, muy bien preparado pero quizá un tanto falto de imaginación para improvisar y de carisma, descartó durante la preparación a Antonio Bueno, Albert Miralles y Álex Mumbrú –dos postes y un alero–, y no convocó a un jugador con capacidad de liderazgo como Rodrigo de la Fuente. Su decisión, en cambio, cojeó porque hombres como Íker Iturbe y Sergio Rodríguez apenas jugaron algunos minutos intrascendentes y no llegaron a entrar en las rotaciones. Cierto es, sin embargo, que el momento de las valoraciones es oportunista, por cuanto antes de acudir a Belgrado había confianza en el papel de España tras su buenos resultados en la preparación del Europeo. Quede la crítica, más bien, como un elemento discordante para resaltar aspectos que se pueden mejorar con vistas a que el baloncesto no sea sólo un aspirante a las medallas, que está muy bien, sino que además se consiga dar un verdadero salto de calidad –no en vano, se habla de la mejor generación de jugadores de la historia– y, además de la plata y el bronce, el oro sea una posibilidad tangible.

Fotografía de Roberto J. Madrigal