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ANÁLISIS DE DEPORTES

Messi debe jugar

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura3 min
Deportes18-09-2005

Después de casi un mes de temporada oficial, aún se está a vueltas con la condición legal de Leo Messi. El argentino, por lo poco que ha podido demostrar en los partidos amistosos, con su selección nacional y en el único de Liga de Campeones que hasta ahora ha podido disputar –después de que la UEFA resolviera en un día su situación legal y autorizar que estaba en disposición de poder jugar sin ocupar plaza de extranjero–, resulta que no puede jugar en la Liga por precaución. El Barça no se quiere arriesgar a que se impugne algún resultado mientras no se resuelva si ocupa o no la plaza de extranjero, y en esta tesitura, el único que sale perdiendo es el propio Messi, que no está para jugar en el filial azulgrana, en Segunda División B, y tampoco en el primer equipo mientras no se decida si es extranjero o no. Lo que no puede ser a estas alturas es que un jugador, por bueno o malo que sea –y Messi tiene mimbres de figura–, no tenga ya resuelta su situación legal y se vea en el caos de poder jugar unas competiciones sí y otras no. Después de los debates para fijar los cupos de comunitarios, asimilados y extranjeros, resulta incomprensible que aún haya vacíos legales al respecto y diferencias de punta a cabo entre unos deportes y otros. En el caso del fútbol, sorprende aún más si cabe que no se aplique la buena voluntad para proteger, en los casos de duda, al futbolista en cuestión. Sobre todo cuando hay precedentes en otros deportes que no deberían tener problemas en ser aplicados. Hay diferencias, qué duda cabe, con la ardua negociación sobre el convenio de los cupos en el baloncesto. Pero las partes son idénticas: auspicia el secretario de Estado para el Deporte, interviene la asociación de jugadores de turno –en este caso la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), la liga en cuestión (LFP) y la federación correspondiente (RFEF). Pero resulta que, al contrario que la ACB, homogénea –a veces demasiado– en sus intereses, en el fútbol los clubes hacen la guerra por su cuenta. Si Gerardo González Movilla tiene plenas competencias en su parcela, si con Joan Gaspart –en representación de la RFEF– sucede lo propio, sorprende que José Luis Astiazarán acuda a una reunión tan decisiva con las manos atadas. La cuestión de Messi refleja una situación hasta ahora infrecuente, pero no por ello marginal. El argentino fichó con 14 años por el Barcelona y se ha formado en el club. ¿Por qué no iba a tener los mismos derechos que otros jugadores canteranos? ¿Cómo puede haber clubes que tiren piedras contra su propio tejado, cuando es una situación que en cualquier momento puede sucederle a otro club? La envidia y la cortedad de miras de los directivos, no hay otra respuesta. “Espero que todo se arregle y tendré paciencia”, dice entre tanto Messi. No le queda otra, menos aún después de haber demostrado su deseo de jugar en el Barcelona con una renovación que ha mejorado sustancialmente sus condiciones contractuales. La otra solución que le queda sería irse al extranjero. ¿Por qué no se hace algo por evitarlo?

Fotografía de Roberto J. Madrigal