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ANÁLISIS DE ECONOMÍA

Sueños que no se cumplen por dinero

Fotografía

Por Gema DiegoTiempo de lectura1 min
Economía04-09-2005

Juntó una pequeña montaña brillante dentro de su hucha de hojalata. Moneda a moneda, construyó una ilusión, una posibilidad cargada de variantes e infinitas ramas. Creyó en la constancia, la perseverancia y la privación y se hizo fuerte en el agujero de las ideas fijas. Despreció los impuestos, los altibajos, los gastos imprevistos que le alejaban de su sueño. Se apoyó en la individualidad y en los propósitos inamovibles. Para qué ser flexible si uno mismo se puede construir una burbuja donde no llegue nada procedente de mundos lejanos. No ahorraba para comprarse un coche, pero lo que quería se le parecía mucho. Al fin y al cabo, un coche, una casa, un vestido y un televisor pertenecen a la misma categoría de las cosas. En realidad, no nos importa qué quería comprar. El caso es que lo compró. Cuando lo compró y lo miró y lo tuvo en sus manos se sintió como un globo de agua picado que deja escapar su contenido gota a gota por la barriga. Su sueño de posesión se había cumplido. Se empapó de él y se intentó convencer de que la saciedad es felicidad, aunque algo le iba avisando de que estaba equivocado. Pero su aparente logro no le duró, porque de repente dejó de tener aquello que había comprado. Se lo quitó un huracán. Ahora no tiene cosas ni persigue objetos que se compren con dinero. Ha entendido algo y sólo tiene un sueño: vivir el presente.

Fotografía de Gema Diego