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SIN CONCESIONES

No hay mus

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión29-05-2005

El mus es un juego de naipes de lo más español. Para ganar no es necesario disponer de las mejores cartas. Sirven tanto las grandes como las chicas. Incluso los desechos resultan útiles cuando se sabe intimidar de forma creíble al oponente. Los fanfarrones, faroleros y farsantes son expertos de este juego en el que, aun teniendo cuatro reyes, puede perderse la partida cuando no saben manejarse los tiempos o se cae en un exceso de prepotencia. Podría decirse que la negociación entre el Gobierno de Zapatero y la organización terrorista ETA se parece mucho a una partida de mus. Cada uno tiene cuatro cartas, unas buenas y otras malas. Se miran a los ojos, se tantean y titubean antes de descartarse de los naipes que pueden cohibirles durante el juego. Zapatero se ha deshecho del Partido Popular, mientras que ETA se ha distanciado del nacionalismo vasco. Cada parte trata de acaparar las mejores cartas para cuando llegue el momento de hacer concesiones. Así, la Policía detiene a un comando en Francia y los terroristas estallan un coche-bomba en Madrid. Mientras tanto, el presidente del Gobierno y la organización terrorista intercambian contraseñas de mus en cada uno de sus mensajes. Cuando Zapatero guiña un ojo y dice que "a ETA sólo le queda desaparecer", está ofreciendo un diálogo a los pistoleros si previamente cesan la violencia. Cuando Otegi levanta las cejas y critica la "política del palo" de Zapatero que le ha llevado a prisión, está amenazando en realidad con nuevos y más duros atentados. La tensión de la partida crece por momentos. El Gobierno endurece su mensaje por la incomprensión social que causa cualquier negociación con los terroristas. Por su parte, ETA bloquea su ofrecimiento con atentados para recordar cuál es el lenguaje que emplea en sus conversaciones. Así, el juego de mus entre ETA y Zapatero va camino de acabar en órdago. Debería tener cuidado el presidente. Su contrincante es el más fanfarrón, farolero y farsante. Es posible que Zapatero guarde en la manga un solomillo pero haría mal -muy mal- en confiarse cuando el de enfrente juega con los naipes en una mano y la pistola en la otra. Zapatero se ha empeñado en negociar con ETA como Aznar se obcecó en mandar tropas a Iraq. Poco o nada de lo que Zapatero aprendió en la oposición está aplicando en el Gobierno. No escucha el clamor de las víctimas y del resto de los ciudadanos. Craso error. La partida de mus de Zapatero y Aznar va camino de acabar de la misma manera.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito