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SIN CONCESIONES

Un presidente chaquetero

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión22-05-2005

No acabo de entender que el Gobierno sea quien haga llamamientos a ETA para negociar. Resulta difícil de comprender cuando la organización terrorista sigue extorsionando a empresarios y ciudadanos con la explosión semanal de varias bombas. No parece que los asesinos estén dispuestos a abandonar las armas. No parece, con esta actitud, que estén deseando negociar. Más bien todo lo contrario. Luego llama la atención y sorprende cuantiosamente que José Luis Rodríguez Zapatero quiera entablar un diálogo fluido con la banda terrorista. Algunos nos quedamos estupefactos al ver el modo que tiene el presidente Zapatero de luchar contra el terrorismo. Dice que quiere acabar con ETA pero promueve una negociación con quienes ponen bombas cada domingo. Cuando alguien afirma una cosa pero luego hace otra es un hipócrita. Zapatero ofrece a ETA una salida consensuada pero hace un par de años sólo pensaba en la vía policial para derrotar a los asesinos. Cuando alguien actúa al contrario de cómo solía habitualmente es un incoherente y un chaquetero. Zapatero quiere pactar ahora con quienes en los últimos años han matado a sus compañeros socialistas Fernando Buesa, Ernest Lluch o Joxeba Pagazaurtundua. Cuando alquien quebranta la fidelidad y el respeto que siempre se le debe a los amigos -más aún cuando están muertos- es un traidor. Nunca entenderé que el Gobierno haga invitaciones al diálogo a ETA. Es un síntoma de rendición en el que jamás debe incurrir la Democracia y el Estado de Derecho. El primer paso hacia la paz lo deberían dar los terroristas, los que matan, los que violan la ley, los que deben acabar en la cárcel. El Gobierno debe defender a toda costa las reglas si no quiere que otros tengan la tentación de saltárselas. Sin ir más lejos, algunas víctimas no descartan tomarse venganza si les falla la Justicia. Zapatero está lanzando un mensaje peligrosísimo. Poner fin a ETA jamás debe tener precio. Ni político ni económico ni social ni jurídico ni moral. El Gobierno debe dejarse de llamamientos e invitaciones al diálogo y esperar, en todo caso, a que los terroristas pongan fin a la violencia. Luego podrá hablar todo lo que quiera. Pero deberá tener muy en cuenta los límites del diálogo si no quiere caer en una nueva trampa de la banda.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito