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EL REDCUADRO

Cada español en su burbuja

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura3 min
Opinión12-05-2005

Vio las encuestas sobre el debate del estado de la nación... o de lo que queda de ella. O de la nación catalana. O de la nación vasca. O, puestos así, pues de la nación murciana, que tiene como seña de identidad la lengua más seca que un esparto con la paralización del Plan Hidrológico. (Inciso de disco dedicado de Radio Andorra: esto último de huertana e irrigatoria materia va por Jaime Campmany, hermano mayor de la Cofradía de la Columna, en los ochenta primeros años de su murciana nación). Digo que el español de a pie, que suele ser el que no va andando, sino en un pedazo de BMW, vio las encuestas del debate de lo que queda de España y exclamó, perplejo: -¿Pero cómo sólo el 45 dice que venció Zapatero, que estuvo sobrado, que fue el ganador absoluto de esta vuelta a España que le estamos dando, para que se fastidien los fachas? Y el otro español de a pie, que tampoco va andando, que es de la infantería motorizada del Audi, también negó la realidad: -¿Pero cómo que sólo el 30 por ciento dice que ganó Rajoy, si le dijo a Zapatero de todo y por su orden? Y de ahí no saca nadie a ninguno. Estamos en la España de las burbujas. No me refiero a las burbujas del cava que descorchan en la cárcel los presos de la ETA cuando se enteran que los suyos, o los de su calaña con chilaba, han vuelto a matar. No me refiero a las burbujas del cava catalán boicoteado en las compras de Navidad. Son las burbujas nada inmobiliarias del pensamiento, los islotes sociológicos. Tan hosco y molesto se está poniendo todo, que cada cual busca acomodo en su burbuja. Lee los periódicos que no le suben el colesterol, oye las radios que no le dan disgustos, no habla de política con desconocidos. Cuanto más resucitan las dos Españas, más se instalan los ciudadanos en cómodas burbujas herméticas. Los círculos cada vez se cierran más, temerosos de una violencia verbal en aumento y de un cada día más difícil ejercicio del pensamiento en libertad. Es el acomodo de la burbuja. El chaval de la antiglobalización se busca una burbuja con sus coleguillas, donde todos piensan que el Papa es un talibán; Bush, el demonio; y que a Manolete, en Linares, lo mató Aznar. El progre Visa Oro que vive del carné se busca la burbuja de sus correligionarios de la modernidad y del progreso, y con los mejores reservas de la bodega del pedazo de chalé celebra el desfile de la victoria de los rentabilísimos «nunca mais» y «no a la guerra» y brinda por el Nobel de la Paz que la ETA le dará a Zapatero en plan Rigoberta Menchú. Y el bicho raro que sigue creyendo en España, en las garantías de la Corona, en la Constitución de 1978, en la Ley Antiterrorista, en los principios éticos de la familia, en la libertad y en otras antiguallas que huelen a naftalina, pues también se recluye en su burbuja, a modo de Doñana, de especie en trance de extinción. Cada cual cree que España entera es igual que su cómoda burbuja de pensamiento único. En este desfile, todos llevan el paso cambiado, menos los amiguetes de la burbuja cuando se reúnen a cenar y a comentar. Hay mucho que comentar. Por ejemplo, estas burbujas en que se ha transformado la famosa burbuja inmobiliaria, gracias a la cual todo el mundo vive feliz en la burbuja domiciliaria que le permite la burbuja bancaria con su burbuja hipotecaria de interés bajísimo. El Gobierno es una burbuja atrabiliaria que se presenta como la burbuja solidaria gracias a la burbuja telediaria. Son felices todos los que viven en la burbuja beneficiaria, y Zapatero saca su medidor de sonrisas. Quien no sonría pertenece a la burbuja reaccionaria. Mucho hablar de diálogo, y muros de silencio y de descalificación rodean a cada burbuja, Instálese, pues, cada cual en la comodidad de su burbuja, ante la que se nos viene encima: sobre todo cuando el Gobierno pacte con la burbuja bestiaria.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor