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LA RÉPLICA

Llega la ‘marea azul’

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes08-05-2005

Aunque la temporada es aún muy larga, lo cierto es que por fin Fernando Alonso ha dado motivos de sobra para desatar la Alonsomanía. El asturiano y su equipo, Renault, han sabido capitalizar como nadie la flaqueza –sólo temporal– de Ferrari. En los primeros grandes premios, además de las grandes cualidades del que llega a Montmeló en cabeza del Mundial, se ha podido llegar a comprobar que hay una legión de seguidores –más o menos sabios en los entresijos que encierra la Fórmula 1– deseosos de escapar de la tiranía impuesta por Michael Schumacher y la escudería del cavallino rampante en las últimas temporadas. Cada vez se ven más banderas azules en los circuitos, y después de que Alonso consiguiera resistir la amenaza de Ferrari –que corría en casa–, es el turno para que la marca del rombo, con un motor nuevo, conteste en tierras barcelonesas. El optimismo es justificado. Al margen del potencial del bólido de Renault –conocido coloquialmente como tiburón por sus vistosas branquias para disipar el calor que genera el motor–, rápido y fiable en manos de Alonso, el asturiano ha confirmado en apenas cuatro carreras todas sus cualidades de aspirante al título. Al margen de la pobre clasificación en Australia, perjudicado por la lluvia, no ha cometido un solo error. Además, al contrario que su compañero, Giancarlo Fisichella, Alonso ha conseguido terminar todas las carreras, incluso en Ímola, en la que aguantó como un titán con un motor cuyas piezas estaban deterioradas –tuvo que limitar el régimen máximo del motor, sin llegar a las 18.000 revoluciones por minuto, con lo que perdió unos cien caballos de potencia–. El español ha combinado como nadie la agresividad para atacar y remontar, cuidar la mecánica y la concentración para mantener bajo control todos los elementos que influyen en la carrera: la mecánica y el acoso de sus rivales, como Michael Schumacher, que no le pudo hincar el diente con un coche mucho más rápido, y sobre todo, ha sabido mantenerse sereno, a sabiendas de que la reacción de Ferrari –con más entrenamientos que cualquier equipo– tendría que llegar. La fortuna, por supuesto, le ha ayudado también porque sus rivales directos han dejado de puntuar y lo han destacado al frente del campeonato. Pero las condiciones cambian de una carrera para la siguiente, y por más que Alonso empiece a codearse, por sus números, con pilotos como Kimi Raikkönen, Ralf Schumacher y Juan Pablo Montoya, es necesario mantener los pies en el suelo. Los momentos duros –dígase averías, abandonos– tienen que llegar y será complicado que el asturiano pueda mantener la ventaja. Pero el futuro es presente y Alonso, que no es poco, tiene la sartén por el mango. Dicho lo cual, con la debida prudencia, hay que terminar deseando ánimo, éste es el año de Alonso. Y que no sea el último.

Fotografía de Roberto J. Madrigal