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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

‘Descubriendo nunca jamás’

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión20-03-2005

Johnny Depp escoge muy bien sus películas. Descubriendo Nunca Jamás es un drama encantador, algo empalagoso, que mezcla realidad y fantasía con cierto tacto y cuya medida realización llena de emoción a los espectadores. El final, no obstante, peca de superficial, y nos vende, como tesis final, que nuestra felicidad está en inventarnos una hermosa mentira y creerla con toda nuestra fuerza. Lo paradójico es que nos vende esa tesis en boca del protagonista, cuando éste ya ha descubierto hace mucho que ninguna ficción puede apartarle de la realidad, que la muerte siempre llega y que el tiempo corre imparable en el estómago del cocodrilo gigante para devorarnos a todos. Vamos, que esta producción estadounidense nos vende un final made in Hollywood que no se creen ni los propios personajes de la obra. Revela Albert Camus en su Mito de Sísifo que la única pregunta filosófica verdaderamente importante es la del suicidio: si esta vida merece o no la pena de ser vivida. Porque, si esta vida no tiene sentido, lo coherente, lo valiente, lo honesto, es dejar de vivirla. Más o menos es ésta la pregunta que se hacen varios personajes en Descubriendo Nunca Jamás. No parecen encontrar respuesta en la realidad y optan por buscarla en la ficción. Deciden crear Nunca Jamás y creer en ella con todas sus fuerzas, con la esperanza de que su tierra inventada se convierta en realidad. Es lo que Camus llamaría un “suicidio intelectual”, que consiste en olvidar la pregunta por la realidad y por el sentido y ahogarla con esperanzas, sueños, fantasías u ocupaciones vacías. Consiste en mentirse a uno mismo, con todas las fuerzas, con la esperanza de auto-engañarse y sobrevivir en lo que, sin mentiras, sería un valle de lágrimas. Algunos buenos amigos se burlan de mi declaración de intenciones en el antetítulo de esta columna: “Crónicas el espacio interior”. Me advierte, jocosos, de que me he curado en salud con esa fórmula: que puedo decir lo que quiera, que no debo justificar mis palabras, que puedo colar mis artículos crípticos u oscuros sin darle explicaciones a nadie. Sin embargo, nada hay más lejos de mi intención. Porque un “espacio interior” vivo y rico es fruto de una relación intensa y hermosa con el “espacio exterior”. Porque si el microcosmos que es el hombre tiene algún sentido es en su íntima analogía con el macrocosmos. Porque la luz interior de cada hombre es un regalo recibido de fuera. Mis crónicas del espacio interior son un canto al regalo de la existencia -de la mía, de la tuya, de la del mundo-. El Nunca Jamás de Johnny Depp es una farsa decadente al margen del mundo, nada que ver con la hermosa ficción, tan real, que nos regalan auténticos creativos amantes del mundo real.

Fotografía de Álvaro Abellán

$red

Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach