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LA RÉPLICA

‘Purgas’ inútiles

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes06-03-2005

Ya no queda nadie de la vieja guardia: ni Antonio Maceiras, ni Josep Maria Bartomeu, ni Salvador Alemany, ni Svetilav Pesic… ni siquiera Joan Montes, que decidió dimitir en vista del pobre rendimiento del Barça, que se mantiene vivo tanto en la ACB como en la Euroliga, pero con un pulso muy débil. La presentación del hasta ahora director deportivo, Manolo Flores, fue de traca, propia de un manual que diga lo que no se debe hacer en una declaración pública. Si a Joan Laporta le faltó mano izquierda y espetó que la próxima temporada habrá un entrenador de primera fila –imagínense la cara del técnico–, el que aún era responsable del baloncesto –no tardó ni cuatro días en cargárselo la junta directiva– no se cortó la lengua para resaltar que el frustrado paso de Valero Rivera ha sido la causa de la crisis de la sección y dejar en evidencia al presidente, que había reconocido errores pero dejó las valoraciones para el final de temporada. El veredicto del Palau Blaugrana, a pesar de ganar al Real Madrid, fue muy claro: una pitada monumental y pañolada a Laporta, al que se llegó a pedir la dimisión. Por desgracia para los aficionados culés al baloncesto, el futuro de la sección pinta muy, muy negro porque no es rentable –el objetivo declarado del club no es otro que minimizar las pérdidas y estabilizarlas con un patrocinador, a expensas de dedicarle beneficios que genere el fútbol– y, sobre todo, porque se ha quedado un organigrama definido, sin los directivos que habían hecho del Barça la referencia de la última década. El panorama general, con la crisis entre los clubes ACB –que apuestan por liberalizar el mercado de jugadores– y la asociación de jugadores (ABP), que propugna cupos de seleccionables españoles y extracomunitarios, no ayuda demasiado a encontrar una solución. Se exige un equipo campeón, pero las dificultades son evidentes, a la vista de las dificultades para llegar a la Final Four y la manga ancha con que han podido configurar sus plantillas equipos como el CSKA de Moscú y el Maccabi de Tel Aviv. La dificultad para contar con ayudas institucionales –como le sucede al Real Madrid–, que sí tienen equipos punteros en otras ciudades como Vitoria, Alicante, Valladolid, Gerona, etcétera, tampoco aclara demasiado el panorama. La sensación de que se avecina –si no se ha iniciado ya– una travesía del desierto es cada día más palpable, y el enfrentamiento entre las facciones de la Junta del Barça, con partidarios de Laporta y del vicepresidente Sandro Rossell no contribuye ni mucho menos a atisbar una solución.

Fotografía de Roberto J. Madrigal