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LA RÉPLICA

Controlar al monopolio

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes27-02-2005

Modificar la licencia de Canal Plus no reporta más pluralismo. Tiene guasa que lo diga el Gobierno cuando está más que demostrado que la concentración de medios de Prisa –al igual que los demás, que no hacen sino acaparar licencias y tienen exactamente los mismos fines–, que vende sus distintos soportes como mismo perro con distinto collar. Que se quiera vender la moto diciendo lo contrario es un insulto infame al buen sentido de los que buscamos información independiente. De hecho, la única competencia es la información que no procede de agencia –el resto es exactamente idéntica en periódicos que teóricamente compiten entre sí–, que en la práctica se reduce al seguimiento de los dos o tres equipos importantes de fútbol. Cualquier noticia está sesgada, porque se narra desde el punto de vista del protagonista que interesa a la audiencia –a sabiendas de que no es objetiva– porque la dictadura del interés del público y la publicidad determinan el tema que abre un informativo. En el mercado audiovisual, más si cabe que en otros, ha quedado patente que el aumento de canales no ha mejorado la oferta ni la inversión publicitaria: los canales privados apuestan por temas muy concretos: Fórmula 1, la Liga de fútbol y la NBA, el Mundial de Fútbol de 2006. El resto de deportes con oferta de derechos audiovisuales deben decidir entre aceptar unas condiciones leoninas del monopolio digital –que ofrece un hueco en algún canal temático y se apunta el tanto para vender el producto– o las ofertas a la baja de TVE, que sigue sin definir su modelo de explotación. Se mire por donde se mire, no hay más pluralismo en las televisiones. Ante tal panorama, uno de los recursos más factibles –a costa de lo que los estudios de rentabilidad puedan determinar– para garantizar la difusión es la gestión, por parte de las propias competiciones y clubes, de la producción de sus contenidos. La colaboración con los tenedores de los derechos, o bien con la contrata de una productora que pueda asociarse en la venta de los contenidos, para elaborar resúmenes –sin perjuicio de otros contenidos preferentes para quienes ostenten los derechos– es un recurso viable a priori, que además supone un cambio en la iniciativa de los contenidos, más neutral desde el punto de vista del público. En este sentido, es una manera de rentabilizar, además, la inversión en gabinetes de comunicación, uno de los activos que aún están poco explotados. Todavía hay pocos ejemplos: el Mundial de Rallies, la información de la liga de fútbol sala y de las competiciones FEB, la Euroliga… Hay mucho terreno por delante, aunque poco se podrá esperar de la televisión pública: por mucho interés general que haya, sólo se seguirá apostando sobre seguro: si no hay audiencia, adiós pluralismo.

Fotografía de Roberto J. Madrigal