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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Cobrar por respirar

Fotografía

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía13-02-2005

No sólo les cedemos nuestro dinero para que hagan negocios con él y se enriquezcan a nuestra costa, sino que además ahora quieren cobrarnos por dejárselo en préstamo. Que tener una caja fuerte en casita es muy caro, y claro, usted comprenderá, debajo del colchón no es seguro guardar el dinero. Todos nos sabemos aquella historia del viejo que murió en medio de los chinches y la pobreza encima de cinco millones de pesetas escondidos dentro de una funda raída, o aquella otra de la casa destrozada por la excavadora donde se encontraron otros tantos millones escondidos bajo una baldosa. Si analizamos los servicios que nos presta un banco, descubriremos que prácticamente el único beneficio que se puede sacar de él es evitar tener el dinero dentro de casa, no siendo que un día aparezca un ladrón y nos lo quite, o se nos note que nos ponemos nerviosos cada vez que vienen visitas. Como cuando vamos por la calle con más de 300 euros encima, que da la sensación de que los que pasan lo perciben con sólo mirarnos a la cara. Porque, en primer lugar, dada la tendencia actual, ya todos los bancos –incluidas algunas cajas de ahorros- cobran por mantener abierta una cuenta. En el caso de los pequeños ahorradores, la cantidad que se les retira suele ser incluso superior a los intereses que perciben por su libreta a la vista. En segundo lugar, está la pretensión de recortar una comisión por cada operación de reintegro de dinero en un cajero. Como si el horario de los bancos fuera tan tremendamente flexible que el que no va a sacar sus euros correspondientes al mostrador de la oficina es porque no quiere. Y en tercero, y de momento esperemos que último, ahora resulta que en La Caixa hay que pagar por el derecho a estar informado. En vez que correr con los gastos en el lugar de origen, la carta se ha convertido en una especie de cobro revertido donde el cliente tiene que asumir que a su entidad de confianza le resulta muy gravoso establecer una comunicación vía tradicional con él, y que por tanto debe ser el propio afectado el que solidariamente se gaste los cuartos en sí mismo. La Caixa dice que quiere fomentar el correo electrónico como medio de comunicación con los clientes. Por supuesto, seguro que mi abuela va a ir corriendo a hacerse una cuenta de correo en el ordenador. Si al final, seguro que lo hacen para gastar menos papel y ayudar a preservar los bosques de Escandinavia, qué buenos son.

Fotografía de Gema Diego