ANÁLISIS DE LA SEMANA
Cada vez más son menos
Por Amalia Casado2 min
España30-01-2005
La confrontación crece y los espacios de encuentro se empequeñecen. Cada vez más son derechas y son izquierdas, cada uno a un lado de la raya. Y cada vez más son menos las posibilidades de conciliación. Los partidos políticos son responsables, especialmente un partido de Gobierno que aprovecha toda oportunidad para cargar las tintas y descargarlas sobre un PP al que parece querer exterminar, y que tiende a defenderse, como es normal. Sus bases sociales se sienten ofendidas por una política de Gobierno sectarista que ningunea a la oposición, que profiere insultos como que “PP y violencia son compatibles”, que detiene a jóvenes mediante procesos irregulares, que ofende a las víctimas del terrorismo de ETA ignorándolas y desinformando sobre posibles conversaciones con los verdugos. Que a Bono se le abucheara y se le empujara está mal. Fatal. Pero tiene una explicación aunque no sea suficiente para justificar, evidentemente. Es fácil imaginar que muchos hubieran querido hacer lo mismo, por desgracia, y no por ser Bono, sino por ser el manchego ministro de un Gobierno ofensivo para una gran parte de la población que, no hace tanto, fue mayoría. Por suerte también, y a pesar de lo que los halcones del PSOE sean capaces de transmitir a la opinión pública, son muchos los que saben cómo se manifiestan y resuelven los conflictos en una democracia: mediante las tribunas de la prensa, a través de la sociedad civil articulada, en los tribunales cuando proceda y, final y decisivamente, en las urnas. Uno puede parecer del PP diciendo estas cosas, pero la realidad se impone, y parece bastante obvio quiénes son las víctimas y quiénes tienen la sartén por el mango. Puede haber quien lo discuta y no lo comparta, pero hay hechos objetivos: Bono no es el primer político que ha sido agredido en una manifestación. Tampoco es el primero al que se le ha llamado “asesino”, ciertamente. Otros antes, pero del Partido Popular, como Acebes, Piqué o el propio Aznar, han sido achuchados en manifestaciones, insultados y vejados. Pero entonces, la prensa calificaba los incidentes de leves e insignificantes, y cualquiera imagina de qué prensa se está hablando. Dos varas de medir este tipo de agravios ponen al descubierto los intereses, la falta de objetividad y la instrumentalización de estos conflictos con objetivos electoralistas. Todo esto es, en última instancia, una enorme falta de responsabilidad de los políticos que puede tener graves consecuencias: la fractura, cada vez más aguda y preocupante, de una sociedad en dos. Cada vez más son menos los espacios de encuentro y de convivencia. El caballo está desbocado y todos azuzan al corcel en lugar de asumir que retomar las riendas es cosa de todos. A esta confrontación es urgente ponerle un punto y final. Y pronto.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo