ANÁLISIS DE LA SEMANA
Escarbar… hasta el centro de la Tierra
Por Gema Diego1 min
Economía30-01-2005
Últimamente, los investigadores se han empeñado en ocuparse de asuntos que, en caso de ser delitos, habrán prescrito hace una pila de años. Si la CNMV determinó hace unos días que no merecía la pena indagar sobre la compra de FG Valores por parte de Merrill Lynch, ahora la Fiscalía Anticorrupción pretende recoger el testigo y escrutar hasta el mínimo detalle de la operación. Pero, ¿el fin justifica los medios? Analicemos qué puede ocurrir. Así, de pronto, se me ocurren tres posibles finales para esta historia. Final A: Francisco González es culpable. Hubo delito en la operación. Pero, como el delito ya ha prescrito, González se escapa sin castigo. La única consecuencia será que González llevará colgada desde ese momento la etiqueta de “delincuente” y “mala persona”. Final B: Francisco González es inocente. No existió tal delito. Desperdicio de tiempo y dinero por parte de Anticorrupción que, en vez de dedicarse a resucitar glorias pasadas, debería haber empleado sus esfuerzos en descubrir delitos actuales y problemas más recientes. Final C (el más probable): Francisco González es inocente porque no se ha podido demostrar lo contrario. Como la compra-venta tuvo lugar hace la friolera de ocho años, ya no hay quien encuentre pruebas fiables ni datos concluyentes. Anticorrupción escurre el bulto, archiva el caso, y González se queda con una dudosa pero establecida en el imaginario colectivo etiqueta de “delincuente” y “mala persona”. Total, que el único objetivo de la campaña que afirma González que se ha montado contra él parece ser la de adjudicarle la pegatina de “persona incapaz de dirigir un banco, a saber lo que puede hacer con nuestro dinero de ahora en adelante”. Y si no, al tiempo.