CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
El sí manipulado a la Constitución
Por Álvaro Abellán3 min
Opinión21-11-2004
José Antonio Marina analizó para El Mundo la Constitución europea que los españoles debemos refrendar -o no- el próximo mes de febrero. La conclusión del sesudo filósofo es la misma que tenemos todos los ciudadanos de bien -es decir, todos aquellos a los que nos gusta saber qué votamos-: esta constitución está elaborada al margen del pueblo o, como dice el propio Marina: “nunca un proyecto social se ha explicado de una manera tan torpe y disuasoria. Para ser exactos: no se ha explicado. Los políticos son propensos al autismo funcional...” Yo matizo: estos políticos. Ya es grave que los políticos elaboren una “constitución” europea -un documento que, se supone, nos constituye como pueblo en algo- al margen del pueblo. Más grave aún es que no pretendan explicárnoslo, sino arrastrar al sí a nuestra voluntad con técnicas manipuladoras propias del III Reich: la precipitación, la ausencia del debate, la linealidad de un discurso único, la divulgación de falsos dilemas y la adhesión a un valor emotivo o afectivo, no racional. Zapatero ha decidido convertirnos en el primer país europeo en votar la Constitución en referendum. Políticamente, parece una maniobra errada: podría aprobar el texto por vía parlamentaria -cuenta con el apoyo del PP- y evitaría el riesgo de una derrota. Pero Zapatero no hace política, sino demagogia: cuadra más con su talante que votemos todos los españoles y, como quiere ser el primero en Europa en algo, podrá decir que va a ser el primero en votar. Sin embargo, nada más lejos de su intención que preguntarnos qué pensamos sobre la Constitución: lo único que le interesa es nuestro “sí”. Como la primera regla de la manipulación consiste en no dejar pensar a la persona a la que quieres manipular, cuanto antes votemos, mejor. Si Zapatero pudiera, nos obligaría a votar “sí” y nos diría, como todo régimen totalitario le dice a su gente, que es por nuestro bien. No que “elijamos bien”, sino que “elijamos esto, por nuestro bien”. ¿Alguien cree que dará una razón más elaborada que esa en los próximos meses? Cuanto menos formados e informados estemos y cuanto antes nos pregunte, más cerca estará él de su “sí”. La segunda regla de la manipulación es bajar el debate del plano de las ideas al de las emociones y de los falsos esquemas y, de esta forma, plantear un único y lineal mensaje. Así, Zapatero explicó el pasado sábado ante el Comité Federal del PSOE que “debates no, sino pedagogía y divulgación”. ¡Qué impropio de quien se define por su talante de diálogo! Pero no sólo habló a su partido: intenten formar una mesa redonda con eurodiputados y verán cómo todos quieren dar conferencias, pero ninguno -por consigna- se sentará a discutir públicamente con nadie. Si el Gobierno y los eurodiputados no debaten, no habrá discusión ideológica ni se nos permitirá conocer las ventajas del “no”. La pedagogía y la divulgación, que es unidireccional y hacia el “sí”, está clara: votar contra la Constitución es retrógrado, malo, nos dejará a la cola de Europa, etc. Simplificando: “niño, no votes “no”, el “no” es caca”. Votar “sí” es el progreso, la unidad de los pueblos, los derechos humanos, etc. Aunque nadie sabe por qué. Aún debo pensar despacio qué votaré en febrero; debo leer el texto íntegro de la Constitución. No obstante, ya tengo en mi mano dos razones importantes para el “no”: primera, nadie se ha interesado sobre lo que piensa el pueblo europeo sobre Europa; segunda, a los españoles nos van a preguntar sobre un texto está ya cerrado y, además, no les interesa mi opinión formada de ciudadano responsable, sino mi “sí” incondicional. Mal van por el camino de llamarnos imbéciles.