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SIN CONCESIONES

¿Quién es el terrorista?

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión14-11-2004

Me preocupa que la gente piense que no existe la verdad. O peor. Me espanta comprobar que los humanos del siglo XXI creen en tantas verdades como personas. Gravísimo error. Verdad no hay más que una, aunque en muchas ocasiones no lleguemos a conocerla. La culpa de esta confusión social es del relativismo y del falso todo depende. Del mismo modo que las cosas son, la verdad es sólo una. La verdad puede ser tan sencilla como ver el rojo de un jersey o tan compleja como descubrir la trama del 11-M. La verdad es díficil de alcanzar porque está disfrazada en muchos casos. Nos quieren hacer creer que George W. Bush es tan malo como Sadam Hussein porque bombardea a los terroristas. Le llaman asesino sus propios compatriotas como si fuera el responsable del atentado contra las Torres Gemelas. También a José María Aznar le llamaban asesino los mismos que mataban a concejales con un tiro en la nuca. Ahora nos disfrazan a Arafat de mártir e impulsor de la paz cuando hace tres décadas aún portaba fusil y metralleta. Nos hablan del pueblo palestino como un pobre que lucha con piedras por su tierra cuando entre ellos se disparan para hacerse con el poder. También nos señalan a Francia como el país más pacifista de la Unión Europea cuando está provocando una guerra civil en Costa de Marfil para imponer a un presidente que siga las indicaciones de París. Incluso nos venden como progresistas y modernas reformas legislativas que sólo atentan contra la vida del hombre y los principios morales que reinaron en Grecia y Roma. El colmo llega cuando los terroristas ofrecen un proceso de paz sin paz y una negociación política que parte del chantaje. Todo es demagogia, manipulación y mentiras. La verdadera amenaza del siglo XXI no es el terrorismo sino el acoso a la verdad. Muchos pensarán ahora que ésta es mi verdad. Mas no lo es. No existe mi verdad. En todo caso, será mi opinión. Quizá no esté en lo cierto. Pero sí sé que las cosas no son tan sencillas y claras como algunos las venden. Ni Arafat era tan bueno ni Sharon es tan malo. Ni Bush es el demonio ni Chirac la paloma de la paz. La verdad es mucho más compleja que el titular de un periódico o la conclusión de un editorial. A la verdad se llega a través de la investigación, la información y la crítica. Que cada cual piense lo que quiera. Pero que jamás crea estar en posesión de la verdad. Porque nadie lo está. Y aunque lo esté posiblemente no lo sepa.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito