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SIN ESPINAS

Cisma internacional

Fotografía
Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión26-01-2003

Estados Unidos dice que tiene pruebas contundentes que demuestran que Irak posee armas de destrucción masiva. ¿Y a qué espera para sacarlas a la luz? ¿A que se vuelvan los inspectores de la ONU para que nadie pueda comprobar sus afirmaciones? No sé si los almacenes de misiles iraquíes están tan vacíos como las cabezas de la Casa Blanca, pero lo que está claro es que esta guerra no se la cree nadie. De hecho, en el gobierno de Washington sólo tiene cerebro el secretario de Estado, Colin Powell. De no ser por él, a estas alturas, además de Irak, Cheney, Rumsfeld y Bush estarían bombardeando Francia y Alemania. Esta guerra puede abrir un gran cisma internacional. Recordemos que se trata del control de la economía en los próximos 70 años. Y ni a Canadá, Rusia, Francia, Alemania, Corea del Norte, Japón y un largo etcétera, les interesa el asunto porque saben quién va a salir más beneficiado. Al propio Tony Blair empieza a no convencerle la idea. Así que a lo de aliado incondicional de EEUU se le pueden ir poniendo las comillas. Últimamente ha moderado su discurso, se muestra a favor de debatir una segunda resolución en la ONU y, ayer mismo, apoyó la idea de que los inspectores de desarme trabajen en Irak el tiempo que les haga falta. Como los políticos de nuestro tiempo funcionan de espaldas a la verdad, el que dirán, o sea, la opinión pública se convierte en la única vara que mide las consecuencias de sus actos. Schröder y Chirac han sido los primeros en darse cuenta de los votos que podría costarle el apoyo a una guerra que no han emprendido. A Blair le empieza a pasar lo mismo en su país; donde ya se reclutan jóvenes para hacer de escudos humanos en Irak. Aznar está demostrando ser el más pragmático. Cree que el apoyo a EEUU tendrá consecuencias directas en la lucha contra el terrorismo en nuestro país. Además, se cree capaz de convencer a la ciudadanía española de las bondades de la lucha contra Satán Hussein. Conseguir el apoyo de los americanos para acabar con ETA es un interés muy loable. Pero no justifica una guerra. El fin no justifica los medios, así que veremos cuales son las consecuencias de aliarse con la mentira.