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El ‘diálogo trampa’ del Gobierno del PNV impidió la renovación del Concierto

Por La SemanaTiempo de lectura3 min
España03-01-2002

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y la vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, habían llegado a un acuerdo en el que el Gobierno central se comprometía a incluir 76 mejoras en el Concierto vasco. Algunas de ellas eran que la renovación de Concierto fuera indefinida, que el Estado no recurriera ante los tribunales normas fiscales vascas y una cifra de Cupo de 181.000 millones como máximo. Pero el Gobierno vasco insistía en que la representación con voz propia en las instituciones europeas era irrenunciable. Entonces vino la trampa.

El Concierto económico vasco, Concierto, como se conoce comúnmente, es una Ley. Es una pieza fundamental en el autogobierno vasco que no posee ningún otro territorio integrado en un Estado de la Unión Europea. Regula las relaciones de naturaleza tributaria entre el Estado y el País Vasco y es el instrumento que hace posible que sean las propias instituciones vascas las que recauden las impuestos a los vascos. Un ciudadano vasco paga todos sus impuestos a las autoridades fiscales vascas, y sólo la Comunidad Autónoma vasca tiene esa potestad conocida como autonomía fiscal y tributaria. Esto es así porque es la propia Comunidad Autónoma la que luego gestiona gran parte de ese dinero, que se emplea para financiar aquellas prestaciones públicas cuya competencia está transferida al Gobierno vasco. Pero hay algunas competencias, como las correspondientes a la Política Exterior, la Defensa o la Casa Real, que siguen siendo potestad del Estado. El dinero que la administración vasca recauda y que correspondería a la financiación de las competencias no transferidas se conoce con el nombre de “Cupo, y es el dinero que la Hacienda vasca debe entregar a la Hacienda Pública central para que ésta lo gestione ese dinero. La cantidad del Cupo no se regula en el Concierto económico. Se establece en otra ley, una Ley quinquenal que se renueva cada cinco años y, durante ese tiempo, se renueva de forma automática. La última Ley quinquenal aprobada fue la de 1997. Ante el fracaso en la renovación del Concierto, Gobierno vasco y Gobierno central no se ponen de acuerdo en la cantidad del Cupo. Según los Presupuestos Generales del Estado, asciende a 191.000 millones de pesetas. Según Ibarretxe, son 151.000 millones. El obstáculo real que impedía el acuerdo para renovar el Concierto, no obstante, no eran cuestiones económicas y financieras, sino el inmovilismo del Gobierno vasco respecto a la representación directa que reclaman para sí ante los órganos de las instituciones europeas en materias de su competencia. La última propuesta de la vicelendakari, Idoia Zenarruzabeitia, para lograr el acuerdo, después de cuatro meses de negociaciones, fue desoída por el Gobierno central porque, según éste, no había sido consultada con las diputaciones y, además, contenía dentro de sí misma una trampa que obligaba al Gobierno central a aceptar las reivindicaciones nacionalistas antes de que finalice la Presidencia española de la Unión Europea. En el propio preámbulo al documento en el que el Gobierno vasco reaccionaba ante la prórroga de la Ley del Concierto hacían referencia a aquella propuesta. Y versa: “En ella se planteaba cerrar todos los temas pendientes en materia financiera y tributaria, que eran abundantes como más atrás se ha dicho, con el compromiso de estudiar y concluir la participación efectiva de las Instituciones del País Vasco en los foros europeos donde se traten cuestiones incluidas en el Concierto Económico en el razonable plazo de la presidencia española de la Unión Europea en el primer semestre de 2002 en el seno de la Comisión Mixta de Cupo”. La palabra “concluir” incluida en dicho texto pone de manifiesto que, a pesar de la constante petición de diálogo, el Gobierno del PNV sólo acepta el diálogo que concluya aceptando sus exigencias, un diálogo carente de sentido cuyo resultado se impone de antemano.