CINE
¬El crimen del padre Amaro¬ superó al de ¬Aro Tolbukhin¬ en los Ariel mexicanos
Por Héctor Llanos Martínez
2 min
Espectáculos07-04-2003
Dos coproducciones entre México y España arrasaron con los galardones de la 45 edición de los Premios Ariel que concede la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Durante la noche del 8 de abril el cine mexicano se vistió de gala para apoyar a sus dos productos más exportables.
La lucha por los premios mexicanos de cine tuvo como protagonistas a Carlos Carrera y su El crimen del padre Amaro y a Aro Tolbukhin: en la mente del asesino, de Villaronga, Zimmerman y Racine. Con trece opciones a premio cada una, el controvertido filme de Carrera se impuso en las dos principales categorías así como en el mayor número de galardones obtenidos. Tanto el Ariel a la mejor película y como el de mejor director cayeron en manos de la cinta protagonizada por Gael García Bernal. A estos dos premios habían precedido otros siete más, las actuaciones de sus secundarios -Daniel Alcázar, Angélica Aragón y Ernesto Gómez Cruz-, además del mejor vestuario, edición, sonido y guión adaptado. Dicho triunfo supuso cierta redención tras la fallida candidatura a los Premios Oscar como mejor película de habla no inglesa ante la alemana Nowhere in Africa. El inmenso éxito de taquilla experimentado en su país fue provocado, en gran medida, por la polémica surgida en el seno eclesiástico mexicano y en buena parte de la sociedad. Tal éxito no se vio reproducido en el mercado español. La coproducción mexicano-española Aro Tolbukhin: en la mente del asesino también recogió un buen número de arieles. Sus dos protagonistas -Daniel Giménez Cacho y Carmen Beato- fueron reconocidos como las mejores actuaciones del último año cinematográfico mientras que su guión, con el trío de directores como autores del mismo, también tuvo su recompensa en la categoría de guión original. La ceremonia de entrega celebrada en el Palacio de Bellas Artes de México tuvo en la paz y el apoyo a su industria sus dos deseos más pronunciados. Así lo dejó patente la presidenta de la Academia mexicana, Diana Bracho, en su discurso de apertura.