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BATASUNA

Batasuna cambia su denominación para poder acudir a las elecciones

Por Cristóbal CabezasTiempo de lectura1 min
España15-03-2003

La actualidad de la formación política Batasuna viene marcada por su cambio de nombre. El partido pretende a toda costa concurrir a las próximas elecciones municipales e intentará hacerlo camuflada en la plataforma “Autodeterminaziorako Bilgunea (AuB)”, que se presentó el pasado 15 de febrero en Pamplona. Un grupo, Batasuna, con claras conexiones con ETA, algo que provocó que el Gobierno planteara, hace meses, la reforma de la Ley de Partidos.

AuB, entre cuyos promotores se encuentran dirigentes de Batasuna como Anton Morcillo celebrará el sábado 22 de marzo en Bilbao unas jornadas en las que definirá su «programa de actuación, según anunció el diario Gara. El Gobierno ha reiterado que el Estado de Derecho tiene instrumentos para impedir el «fraude de ley». La ley de Partidos prevé que sean invalidadas las agrupaciones de electores que «continúen la actividad de un partido declarado judicialmente ilegal y disuelto o suspendido», que incluyan a condenados por terrorismo. Su programa electoral se basará, según informó Gara, en «la autodeterminación, la respuesta a las agresiones de los Estados, la búsqueda de una solución democrática al conflicto, la promoción de la transformación social y de la igualdad y el fomento del euskera y la cultura vasca». AuB no es el único movimiento que intenta sustituir a Batasuna de cara a las elecciones. Miembros de Ekin, procesados por el juez Baltasar Garzón por pertenencia a ETA, están seleccionando a individuos para integrar agrupaciones de electores en distintos municipios vascos. Debido a las evidencias de la conexión entre Batasuna y ETA, el Gobierno planteó la reforma de la Ley de Partidos Políticos de 1978 con el objetivo de ilegalizar a la formación. El debate entre los partidos democráticos fue durante meses la principal discusión parlamentaria. Los atentados de ETA, mientras tanto, marcaron los avances en el camino de la reforma y pusieron de manifiesto la profunda inquietud, tanto de Batasuna como de la cúpula etarra, ante la nueva Ley, cuya entrada en vigor se produjo el 29 de junio de 2002.