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El influjo alemán se extiende por Europa y roza a la economía española

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía11-01-2003

La expansión de la crisis económica por toda la UE ha demostrado que en ningún sitio atan a los perros con longanizas. Si bien los problemas de Alemania con su déficit exagerado y su desempleo excesivo son los más graves, Francia, Italia y España también tienen cuestiones propias de las que preocuparse.

El aumento del paro en Alemania tiene su correlato en un nuevo incremento de afiliados en las listas españolas del Instituto Nacional de Empleo (INEM). El número de personas sin trabajo ha crecido en España un 7,19 por ciento en el 2002 con respecto al 2001, con lo que la cifra de parados registrados se sitúa en 1.688.068 personas. Las diferencias entre el año pasado y el 2001 son abultadas: mientras en el 2001 el desempleo aumentó en 18.462 personas, en el 2002 lo hizo en 113.224 personas. El ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, ha señalado que este engrosamiento del paro está causado por la crisis internacional y que España está haciendo frente a esta coyuntura mejor que otros países. "Aquí, a diferencia de Alemania, no ha habido destrucción de empleo", ha explicado Zaplana, a la vez que ha apuntado como causa de aumento del desempleo un exagerado incremento de la población activa que no ha podido absorber el mercado laboral. En cuanto al naufragio alemán, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Wim Duisenberg, ya había advertido hace unos días al país centroeuropeo que no podía seguir así, o perdería todos los logros sociales que había conseguido. "Tienen que ser más flexibles y liberalizar los horarios de apertura, así habría mayores posibilidades de crear empleo a tiempo parcial", había propuesto Duisenberg. Pero Alemania no ha sido la única en recibir reproches. El comisario europeo de Economía, Pedro Solbes, ha dado toques de atención a Francia por sus excesivamente optimistas previsiones de crecimiento para el 2003, y a Italia por su desbocada deuda pública y su déficit en ascenso. España, pues, elude mal que bien los embates más fuertes de la crisis europea, e incluso se aprovecha de ella. Los inversores que poseen títulos de deuda pública germana los están vendiendo a causa de la incertidumbre, y corren a refugiarse en títulos españoles. De este modo, el diferencial de riesgo entre invertir en un país u en otro se ha colocado en un mínimo histórico de 0,06 puntos.