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Garzón y su lucha contra ETA

Por Cristóbal CabezasTiempo de lectura2 min
España20-10-2002

El 26 de agosto de 2002, el juez Baltasar Garzón ordenó clausurar por tres años todas las sedes de Batasuna. Hasta el momento, es la última de una serie de operaciones contra el entramado de ETA que el magistrado comenzó en 1998.

Hace cuatro años, el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón lanzaba su primera operación contra la trama de finanzas de ETA, con la detención de 12 personas y el registro de varios locales de empresas sospechosas de estar implicadas en la financiación. En el 2002, 11 militantes y líderes de Batasuna fueron detenidos en el País Vasco y Navarra en el marco de una amplia operación contra la red de blanqueo de dinero en las herriko tabernas. Entre los arrestados destacaba el tesorero de la formación e integrante de la Mesa Nacional Jon Gorrotxategi. En relación con el aparato internacional y político, en enero de 2000, la Policía desmanteló Xaki, el denominado Ministerio de Exteriores de ETA, y detuvo a ocho personas, entre ellas, al dirigente de Herri Batasuna (HB) Gorka Martínez. Xaki facilitaba pasaportes, dinero, alquiler de viviendas y vehículos y transmitía las órdenes de ETA a los huidos de la banda. Acerca de la estructura política, las investigaciones llevaron en septiembre de ese año 2000 a una nueva operación policial denominada "Lobo Negro", que permitió desmantelar la estructura política de ETA en España y se saldó con un total de 20 arrestos. Ekin constituía parte del núcleo responsable de la nueva estructura de la banda, después de su reorganización durante la tregua. El magistrado le atribuyó la estrategia de atentados y la violencia callejera. Entre los detenidos en esta operación, figuraba el abogado José María Matanzas y el dirigente de Herri Batasuna (HB) Xabier Alegría, quien ya había sido arrestado en la primera operación contra la trama financiera de ETA. Las últimas actuaciones de Garzón ha atacado con dureza a Batasuna. Así en el mes de agosto, el magistrado ordenó suspender por tres años las actividades de la formación abertzale, lo que supone el cierre inmediato de sus sedes oficiales.