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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Una mujer contra el populismo

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional13-06-2016

La carrera hacia la Casa Blanca se empieza a aclarar. Después de que Donald Trump lograra los apoyos necesarios para ser el candidato republicano, ahora, por parte del Partido Demócrata, le toca el turno a Hillary Clinton.

Es verdad que su nombramiento definitivo tardará todavía unas semanas en concretarse, pero Hillary ya ha conseguido los votos suficientes como para cantar el alirón ante Bernie Sanders. Este, por cierto, tiene el mérito de haber aguantado casi hasta el final y de hacer que se escucharan sus propuestas, más a la izquierda de las habituales en el Partido Demócrata. Seguro que su voz va a ser tenida en cuenta, aunque no haya sido el elegido para la gran final.

Por tanto, salvo una grandísima sorpresa, va a ser Hillary Clinton la que se enfrente a Donald Trump en las elecciones del próximo noviembre. Además, el propio presidente de Estados Unidos, el también demócrata Barack Obama, ya ha mostrado públicamente su apoyo a Hillary Clinton tan solo unos instantes después de reunirse con Bernie Sanders.

Es de suponer que Obama habrá felicitado a Sanders por su buena campaña de primarias ante una rival como Clinton. También, es muy posible que haya hecho hincapié en que ahora es tiempo de que todos los del partido remen en la misma dirección. Incluso, Obama le habrá recordado que él mismo se enfrentó a Hillary hace ocho años en una batalla que se resolvió al final por un estrecho margen.

Sin embargo, en ese caso, una vez determinado el vencedor, todos hicieron piña en torno a Obama y trabajaron para que este venciera a los republicanos y alcanzara la Casa Blanca, como así fue. Es más, la propia Hillary Clinton entró en el Gobierno de Obama y desempeñó la función de secretaria de Estado, el equivalente a ministra de Exteriores.

Este importante cargo le dio a Clinton más experiencia de la que ya tenía, no solo como senadora, sino también como primera dama, cuando su marido Bill fue presidente durante ocho años.

La pugna de Clinton con Sanders ha sido dura, pero ahora viene lo más difícil: enfrentarse a Donald Trump por la Casa Blanca. Y no va a resultar sencillo, porque lo que parecía que iba a ser un candidato efímero está dando mucho de lo que hablar tanto por sus propuestas populistas como por su comportamiento.

Los próximos meses hasta las elecciones de noviembre van a ser apasionantes. Visto cómo ha calado el populismo entre muchos de los votantes, no sería descabellado pensar que Trump puede llegar a ganar las elecciones y ser el presidente de Estados Unidos.

Sin embargo, se supone que Hillary tiene argumentos y propuestas para desmontar el discurso bonito, pero vacío de Trump. También cabe esperar que, a la hora de la verdad, la mayoría de los estadounidenses, incluso más de un republicano, prefieran que la Casa Blanca esté habitada por una persona con amplia experiencia, tanto en política nacional como internacional, antes que por alguien como Trump, cuyos modales y actitudes dejan mucho que desear y lo convierten en imprevisible. Ser presidente de Estados Unidos no es como dirigir un negocio, aunque se tenga éxito como empresario y se hayan ganado muchos millones.