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BIPARTIDISMO

PP y PSOE, cuatro años con errores, falta de liderazgo y crisis internas

Fotografía
Por Jesús EspinosaTiempo de lectura4 min
España18-10-2015

El Partido Popular, en el Gobierno, y el Partido Socialista, en la oposición, afrontan las elecciones generales del 20 de diciembre como el examen final a unos cuatro años plagados de errores y líos internos. Además, a esto hay que sumarle que se acabaron las mayorías absolutas porque han entrado dos nuevos partidos en el tablero político que advierten un buen resultado: Ciudadanos y Podemos.

El Partido Popular ha cometido varios errores en esta legisletura. Aparte de los políticos como la tramitación de leyes que han sido muy cuestionadas y que incluso le han costado el puesto a ministra, también ha tenido carencias en la forma de comunicar del partido, razón por la cual nombró vicesecretario de Comunicación a Pablo Casado.  

Antes de llegar al poder, la campaña de Rajoy estuvo centrada en la bajada de impuestos para luego, una vez en el Gobierno, subirlos. En ese momento comenzó la pérdida de confianza de los electores hacia los populares. Sin embargo, después, los españoles vieron como una serie de propuestas legislativas no se llegaron a aprobar por la presión popular o la falta de consenso incluso dentro del partido.

La primera de ellas fue la reforma de la Ley del aborto del ministro de Justicia Alberto Ruíz-Gallardón. El Gobierno quería retocar la Ley de plazos del expresidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, para cambiarla por una Ley de supuestos. Una propuesta que acabó por desecharse y por la cual dimitió su principal defensor, Gallardón, y la presión articulada en protestas en la calle. De hecho, algunos diputados llegaron a pedir la libertad de voto al no estar de acuerdo con la misma. Una imagen de cara al exterior negativa.

Otro de los errores del Gobierno ha sido el intento de reforma de la Ley electoral para que gobernara la lista más votada. El ejecutivo argumentaba que era en pos de la democracia, pero, tal y como se ha visto en las pasadas elecciones autonómicas y municipales, su principal objetivo era mantenerse en el poder. Una reforma que tampoco se llegó a tramitarse tras la negativa de todos los grupos parlamentarios.

Sin embargo, el error más clamoroso del Partido Popular en esta legislatura, y admitido por los propios populares, ha sido la falta de comunicación. En el argumentario conservador se especificó durante mucho tiempo que, aunque “se estaban haciendo las cosas bien”, no se estaba comunicando con claridad “la acción del Gobierno a los ciudadanos”. Para ello, Mariano Rajoy decidió llevar a cabo una serie de cambios que consistieron en crear nuevas vicesecretarías para poner al frente de las mismas a gente joven. Destaca la de Comunicación, con Pablo Casado a la cabeza, y la de Programas, con Andrea Levy al frente.

Por último, el Partido Popular ha tenido que solventar una importante crisis estas últimas semanas. En primer lugar, el Partido Popular del País Vasco dinamitó cuando su presidenta, Arantxa Quiroga, decidió dimitir al ser desautorizada por Génova antes de firmar un acuerdo con Bildu que no rechaza expresamente el terrorismo de ETA. A esto hay que sumarle que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, decidió concederle una entrevista al diario El Mundo para rajar contra su colega de Exteriores, al que acusaba de ser preso de su “arrogancia intelectual”. Un fuego amigo que fue contestado por Margallo acusándole de “ágrafo”.

Por su parte, el Partido Socialista también ha cometido errores en la oposición. Uno de sus principales problemas fue la elección de su secretario general, tras ganar en votos a Madina. En un primer momento todo parecía un camino de rosas, pero tras meses de llegar al cargo aupado por socialismo andaluz, la relación de Pedro Sánchez con la propia Susana Díaz se empezó a resquebrajar. Un quebradero de cabeza que rellenó páginas y páginas de periódicos y del que todavía se habla.

A raíz de ahí, Pedro Sánchez parecía haber perdido poder dentro del socialismo hasta que dio un golpe encima de la mesa destituyendo a Tomás Gómez. Ese gesto fue un punto de inflexión para el partido y acabó por resultarle una buena jugada a Sánchez, no sólo para su resultado en Madrid sino también para reforzar su imagen interna de líder.

Estos últimos días, un fichaje estrella de Pedro Sánchez ha terminado por romper otra vez sus relaciones con Susana Díaz. Se trata de la exdiputada de UPyD, Irene Lozano. Un perfil que ha cargado duramente durante estos últimos años contra el bipartidismo y en especial contra el PSOE. Su inclusión en la lista por Madrid ha generado malestar interno que se ha reflejado precisamente en la abstención de la federación socialista andaluza a la hora de votar la lista por Madrid. El expresidente Felipe González también instó a Lozano a “rectificar” si en algún momento propició calumnias contra el PSOE.