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CAMBIOS EN EL PP

El Presidente habla de brotes verdes tras una legislatura de puntos negros

Por Jesús Espinosa Tiempo de lectura5 min
España18-06-2015

Rajoy afronta el tramo final de su legislatura y la cerrará con varios puntos negros que han marcado su gestión del país y a su partido. Se trata de la corrupción, las medidas económicas para superar la crisis, el desafío soberanista catalán y además las luchas internas en el mismo PP por el liderazgo. El presidente del Gobierno se involucrará en la campaña electoral de las generales  buscando más autoridad para recuperar los más de 2 millones de votos perdidos en las anteriores elecciones autonómicas y municipales.

Mariano Rajoy, consciente de la voluntad de los españoles, tiene el propósito y también la necesidad de levantar los malos resultados de las pasadas elecciones autonómicas y municipales. El Partido Popular ganó las elecciones en lugares tan importantes como Madrid capital pero no ha gobernado por los pactos de izquierdas. Eso le ha restado mucho poder al PP, que no ha conseguido ninguna mayoría absoluta por varios motivos que se han sucediendo durante la legislatura.

La corrupción es la clave de la caída del PP. El caso Gürtel, la trama Púnica, los papeles de Bárcenas sobre la caja B… Todos son casos de corrupción que salpican a toda la dirección del PP y que están en la boca y la mente de todos los ciudadanos. Si algo le ha hecho daño al Gobierno para renovar el poder en las urnas han sido las imputaciones y las investigaciones. Y Rajoy lo sabe y lo ha admitido. Ese es el principal punto negro que tiene el presidente del Gobierno para afrontar las próximas generales; sin contar el problema de comunicación que se ha comentado desde hace tiempo. Desde dentro achacan no haber sabido contar las cosas y desde fuera se le reprocha no comparecer más y ser más cercanos, especialmente al Presidente.

El lastre de la economía, entre otros

Rajoy se estrenó en el Gobierno subiendo los impuestos, cuando había prometido durante la campaña bajarlos. El Gobierno se escudó entonces en la crisis, aunque bien es cierto que ahora se han bajado “porque se ha podido”, desgranaba. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, fue muy criticado por esa subida de impuestos y quizás por eso ahora también es cuestionado por la opinión pública.

Ligada a esa cartera también está Luis De Guindos, el ministro de Economía, que también ha sido muy criticado por los ciudadanos por la delicada situación, al borde del recate, que vivió España al inicio de la legislatura de Rajoy. La herencia que recibieron los populares no fue la mejor, pero ese ha sido su único argumento frente a la situación. Además, ahora de Guindos se postula como presidente del Eurogrupo, lo que genera más desafección a los ciudadanos al dar la sensación de querer abandonar el Gobierno. Él ha dicho que se quiere quedar el resto de legislatura, pero nada está confirmado.

En cuanto a las leyes, el Gobierno también ha sufrido las críticas en las instituciones y en la calle cuando ha salido el tema de la educación. El ministro de este ramo, José Ignacio Wert, es el ministro menos querido por los españoles según los datos del último CIS. Parte de la culpa la tiene su reforma educativa, la LOMCE, que no ha calado mucho en la población y es rechaza por muchos sectores educativos. Ese es un frente abierto para Rajoy. Además, Wert también ha sido criticado por toda la comunidad artística por el llamado IVA cultural, que a día de hoy todavía sigue en el 21%.

Otros factores que han sido importantes durante lo que lleva de legislatura Rajoy ha sido el sector de la Sanidad con el debate sobre el aborto, el proceso soberanista catalán o la lucha interna. Empezando por el principio, el Gobierno también se comprometió la reforma la ley de plazos que impulsó el expresidente socialista Jose Luís Rodríguez Zapateo, proceso que, cuando parecía que se iba a cumplir, recibió duras críticas por parte de los sectores más feministas de la población. El panorama era difícil para el Gobierno: el por aquel entonces ministro de Justicia e impulsor de la ley, Alberto Ruíz-Gallardón tenía en un frente a un sector de la población rechazando la reforma y al sector de la Iglesia y más conservador de la población pidiéndola. Al final Gallardón dimitió, alegando la incoherencia con el ideal del PP y su proyecto inicial, y la ley no se llevó a cabo. Pero a esa cartera, Gallardón llegó por relevo de Ana Mato, que dimitió tras verse involucrada en el Caso Gürtel. Actualmente defiende el ramo Rafael Catalá. 

El president de la Generalitat, Artur Mas, también ha marcado estos cuatro años. El desafío soberanista, agudizado en la legislatura de Rajoy, le ha pasado –y le está pasand – factura al Gobierno. Es una piedra en el zapato del PP que tiene que sortear lo mejor posible para que le desgaste lo menos posible. Por ahora, Mas ha convocado una consulta que no ha servido para nada pero que ha agudizado el pulso con el Gobierno central. Las próximas elecciones catalanes, convocadas para el 27 de septiembre, se prevén claves para el futuro de Cataluña.

Otro problema para el presidente Rajoy han sido las voces críticas que han salido dentro del propio partido tras el fracaso electoral de las elecciones autonómicas y municipales. El ejemplo más claro es el del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Éste arremetió días después del resultado electoral contra el propio Rajoy y le instó a mirarse en el espejo y decidir si de verdad es el candidato idóneo para el PP. Fue un auténtico revuelo interno el que generaron estas declaraciones. Además, y por si fuera poco, el portavoz del partido de esa región también disparo fuego amigo, esta vez contra el ministro de Industria, Jose Manuel Soria. “Ha hecho méritos para dimitir o ser cesado”, dejó caer sobre Soria. Han sido las voces más críticas con el partido tras las elecciones.

Crisis interna

Por otro lado, el PP ha sufrido una auténtica desbandada tras la debacle electoral. Multitud de barones y personas fuertes del partido a nivel regional han decidido abandonar sus cargos y no hacer oposición. Es el caso, por ejemplo, de Valencia: ni la ex alcaldesa Rita Barberá ni el ex presidente autonómico Alberto Fabra continuarán en sus puestos. La primera ya ha abandonado su acta como concejal y pretende irse como senadora; y el segundo, ya ha anunciado su intención de convocar un Congreso Extraordinario y abandonar la filas del PP valenciano. También ha habido abandono en Baleares. José Ramón Bauzá, tras las derrota, ha decidido igualmente convocar un Congreso y no presentar su candidatura. Pero quizás el caso más llamativo esté en Castilla La Mancha y en Madrid: en el primero, el futuro de María Dolores de Cospedal es incierto y en el segundo Esperanza Aguirre ya ha anunciado su intención de no presentarse para presidir el PP de Madrid. Le allana el camino, por tanto, a Cristina Cifuentes.