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NBA

Stephen Curry busca el MVP contra la maldición de los Pistons

Por Fernando GarcíaTiempo de lectura7 min
Deportes04-05-2015

El trofeo de Most Valuable Player es el máximo galardón individual que un jugador de baloncesto puede conseguir. Si tanto Comcast SportsNet Bay Area, Yahoo Sports y ESPN aciertan en sus predicciones, el próximo ganador será el base de Golden State Warriors Stephen Curry. Está previsto que el comisionado Adam Silver anuncie el MVP del líder del mejor equipo del año a lo largo de este lunes.

Decía Lionel Hollins el domingo sobre la pérdida de categoría estelar de Deron Williams que “hay equipos que han ganado campeonatos sin jugadores franquicia”. Quizás el técnico de los Nets solo quería motivar a sus jugadores, o realmente estaba al tanto de la historia de la NBA, pero la realidad es que no andaba desencaminado. Al menos en un caso: los Detroit Pistons.

En la historia reciente de la mejor liga de baloncesto del mundo, hay una máxima para optar al anillo, tener un jugador estrella. Desde 1980, todos los ganadores del título han tenido una cosa en común, contar con un MVP en sus filas. La única excepción es el conjunto de Detroit, ganador de los años 1989, 1990 y de 2004. El conjunto de la ciudad del motor no solo ganó estos tres trofeos sin un Most Valuable Player, sino que jamás un jugador ha ganado el premio vistiendo sus colores. Los únicos poseedores de tal distinción que han vestido el azul han sido Bob McAdoo y Allen Iverson, y su paso por Detroit fue meramente testimonial. Los Pistons han basado su éxito en juntar piezas armoniosas y luchadoras, sin necesidad de nombres deslumbrantes.

Pero el caso de Detroit es la excepción que confirma la regla. El resto de conjuntos que han conseguido el máximo logro en los últimos 35 años tenían un denominador común, un MVP en sus filas. No era necesario que lo ganase en la misma temporada (de hecho solo 15 anillos se han logrado el mismo año del trofeo de mejor jugador de la temporada regular, y Jordan repitió hasta cuatro veces, mientras que Larry Bird lo hizo dos), pero todos contaban con un "mejor jugador".

En la actual temporada, con la eliminación de Duncan y Nowitzki, tan solo quedan dos MVP, que se enfrentan directamente en semifinales: LeBron James y Derrick Rose. El de Akron ha realizado una buena temporada, pero la lesión de Kevin Love deja sus opciones mermadas. Y Rose se ha visto lastrado por las lesiones, mientras su equipo daba bandazos sin encontrar su juego. Un tercero puede entrar en liza si se cumplen los pronósticos, y ese es Stephen Curry.

La noticia de que este lunes se va a otorgar el galardón al jugador franquicia de los Warriors ya la adelantaba Comcast SportsNet Bay Area y posteriormente la han corroborado Yahoo Sports y ESPN. Aunque no es definitivo, los analistas americanos no suelen ir desencaminados. Además, los méritos de Curry hablan por si solos. No son los por los números individuales que ha realizado, aunque ha firmado una temporada espectacular.

 

Sus logros y su historia superan sus estadísticas

No ha sido el número uno en ninguna categoría, pero a su favor tiene otro logro que no se suele reflejar en el palmares. En sus manos ha estado llevar a Golden State a la excelencia. Campeones de Conferencia y mejor balance de victorias, su juego ha cohesionado un equipo joven, sin demasiados nombres pero sobrado de talento. El merito debe compartirlo con el técnico novato Steve Kerr, con su compañero de correrías Klay Thompson, el otro integrante de los Splash Brothers, y con la eclosión de Draymond Green. Pero cuando han llegado los momentos decisivos, todas las miradas se centraban en un hombre: Stephen Curry.

Wardell Stephen Curry II cuenta con ADN de deportista. Su padre, Dell Curry, fue nombrado Mejor sexto hombre en la temporada 1993-1994. Pero el portentoso base ha tenido que luchar no solo contra el recuerdo de su progenitor. Elegido en el séptimo puesto del Draft de 2009, por detrás de nombres que también suenan para el MVP como Blake Griffin y James Harden, y del catalán Ricky Rubio, se le calificó de lento, bajito y de físico endeble. Anotador nato, tampoco se le consideraba capaz de crear un equipo ganador, donde el líder era un individualista Monta Ellis.

Pero Curry es un luchador. Su química con Ellis no fue buena, y los directivos del equipo de la bahía de San Francisco vieron un potencial ganador en el playmaker nacido también en Akron (como LeBron James), y mandaron al escolta a Milwaukee. Acertaron plenamente. Sus números subieron considerablemente, casi diez puntos más de promedio, y más de dos asistencias.

Los números de esta temporada son muy buenos, aunque no reflejan su excelente juego. 23,8 puntos, 7,7 asistencias, 4,3 rebotes y 2 robos por partido, son grandes guarismos. Pero sus porcentajes de tiro son aun mejores: 48,7% de tiros de campo, 91,4% de tiros libres y 44,3% de tiros de tres. Rondando el 50/40/90 que pocos han logrado. En el triple ha destacado especialmente, siendo el mejor de la temporada, y batiendo el récord de anotador del mítico Ray Allen. Pero no es algo que sorprenda a nadie, ya que el base promedia un gran 44% de acierto en su carrera. Pese a ello, no ha sido el mejor anotador ni asistente del año, pero si que ha sido el líder del equipo con el décimo mejor balance de victorias de la historia, un 67-15. El juego de Curry está más allá de números, está hecho de intangibles, de incidencia en el juego de su equipo. Y en eso, solo quizás los hermanos Gasol pueden presumir de aportar más que lo que demuestran sus números. No es mala comparación para el jugador de los Warriors.

 

Una estrella con un contrato pequeño y un tobillo de cristal

A pesar de su mejoría, su frágil tobillo le ponía el cartel de “estrella de cristal”. La lesión sufrida en 2011 hizo que su caché bajara, consiguiendo firmar un multicontrato de 44 millones por cuatro años, muy por debajo de su rendimiento y de los sueldos estelares. La franquicia debía protegerse, y ni siquiera le ofreció el de cinco años. Curry recientemente ha manifestado que no se arrepiente de haber firmado a la baja. En una entrevista concedida a Sporting News afirmó que “cuatro años es mucho tiempo y espero poder demostrar que soy ese tipo de jugador con talento que aspira al máximo. Por suerte, aún queda mucho camino para contrapesar eso (el contrato), pero no me arrepiento, porque lo que firmé estuvo bien en aquel momento”. Curry es esfuerzo y sudor, no flashes y glamour.

 

Más rivales que nunca

Durante la campaña, la carrera por el MVP ha sido muy interesante. Al comienzo del campeonato, los hombres altos dominaban las nominaciones. Con Kevin Durant fuera de juego, Anthony Davis y Marc Gasol encabezaron los recuentos oficiosos. Pero a medida que avanzaba la temporada, nuevos nombres comenzaban a sonar.

Un LeBron James recuperando sensaciones, Chris Paul y Blake Griffin apoyados en el juego de sus Clippers, y un superlativo Russell Westbrook, que hizo más triples-dobles que nadie, pero que no pudo clasificar a los Thunders lastrados por las bajas de Durant e Ibaka. Pero sobre todo estaba el nombre de James Harden. El escolta ya sabe lo que es estar por delante de Curry, al menos en el Draft. Pese a sus mejores números individuales y a llevar a su equipo al segundo puesto de la dura Conferencia Oeste, Stephen Curry es el preferido del público. La clara muestra es que fue el más votado del All Star, mientras que “La Barba” no fue seleccionado para el quinteto titular, entrando en él por la lesión de Kobe Bryant. Y el público manda.

 

A la maldición del MVP se une la de el puesto de base

Curry, si al final como todos los pronósticos consigue el MVP, tendrá que luchar contra otro legado. Los playmakers no suelen tener buena suerte en la consecución del MVP y del anillo. En la historia de la NBA, solo seis bases han conseguido el galardón. De ellos, ni Steve Nash, ni Allen Iverson, ni Derrick Rose han logrado el trofeo Larry O’Brien. Solo Magic Johnson, Bob Cousy y Oscar Robertson lo han conseguido. El baloncesto es un juego de centímetros, y el small ball rara vez puede con el “perro grande”.

Si al final logra el MVP, si al final gana el anillo, Stephen Curry habrá logrado una gesta muy brillante. Pero si hay algún sitio para lograrlo, esa es la cancha de Golden State. Veremos si los Dioses del baloncesto quieren sonreír al jugador frágil, lento y bajito, que ha revolucionado la NBA.