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Latinoamérica

La Cámara de Diputados congela la reforma política de México DF

Por Desiree PanaderoTiempo de lectura3 min
Internacional01-05-2015

El DF no se convertirá en Ciudad de México, de momento. Este proyecto supone que Ciudad de México tenga su propia Constitución y esté gobernada por  su propio gobernador. El Senado aprobaba esta reforma por 88 votos a favor y 27 en contra. Las autoridades del DF llevan 30 años pidiendo este cambio. La reforma, que no ha sido ratificada por la Cámara de los Diputados, establecía para junio de 2016 elecciones extraordinarias para conformar una Asamblea Constituyente.

La Cámara de Diputados ha decidido retrasar el debate sobre esta reforma para después de las elecciones, que se celebran el 7 de junio. La capital mexicana es un distrito federal desde hace más de 190 años. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática defienden esta reforma porque supone un aumento en la autonomía de la capital y permite una mejor gestión. Sin embargo, varios senadores del partido derechista Partido Acción Nacional (PAN) tachan el proyecto de insuficiente.

Ante la falta de consensos, el proyecto de la Reforma Política del Distrito Federal que recibió este miércoles la Cámara de Diputados no será aprobada en este periodo de sesiones, según ha informado el coordinador parlamentario del PRI, Manlio Fabio Beltrones. En conferencia de prensa posterior a la sesión en la que se ha congelado el avance de esta reforma, Miguel Alonso Raya, coordinador de los diputados del PRD, ha afirmado que sus adversarios, el PRI y el PAN, no habían estado dispuestos a aprobar la enmienda. Según el representante priísta, este retraso es un pretexto que demuestra la poca voluntad de ambas formaciones por reconocer los derechos políticos de la ciudadanía capitalina, a los que les afecta de manera directa esta reforma.

El gobierno local de Miguel Ángel Mancera ha sido el impulsor de la reforma, por la que el Distrito Federal (DF), pasa a llamarse Ciudad De México (CDMX). El cambio supone otorgar más autonomía a la ciudad de México, ya que, el estado federal estaba gobernada por el Presidente del Gobierno. En 1997 llego a poder escoger a su propio jefe de Gobierno, aunque seguía teniendo pocas competencias. Aunque la reforma se aprobase, la ciudad de México no alcanzaría la autonomía del resto de estados del país; no puede decidir su techo de endeudamiento, el jefe de la policía estará supeditado al Presidente y las 16 delegaciones serán sustituidas por alcaldías, pero sin autonomía presupuestaria. Cada cabildo constará de 10 concejales.

La Ciudad de México era designada así desde la época prehispánica. Tras la Revolución, el presidente Álvaro Obregón convertía la capital en una dependencia más del ejecutivo central, nombrando al regente de forma directa, según Mario Delgado, senador por la formación de izquierdas Morena (Movimiento Regeneración Nacional) e impulsor de esta reforma. A partir de 1986 se establece la Asamblea de Representantes y en 1997 se elige al primer alcalde mediante un proceso democrático. Alejandro Madrazo, profesor de Derecho del CIDE y asesor de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, reclama para los ocho millones de habitantes de esta ciudad los mismos derechos que los del resto del país.

El Gobierno de la nueva Ciudad de México constaría de 14 senadores, 14 diputados federales, de los cuáles seis serían designados por el Presidente y seis designados por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Esto ha sido muy criticado, ya que los diputados del ámbito federal no han sido elegidos mediante sufragio por la ciudadanía, para que puedan redactar una constitución. El exgobernador de Guanajuato Juan Carlos Romero Hicks asegura que esta reforma brinda privilegios a esta ciudad, al otorgarle un régimen fiscal de privilegio y no someterla a los controles federales de rendición de cuentas y transparencia que sí tienen los estados. “Es una reforma que nació muerta, pero que los acuerdos de la cúpula le permiten su aprobación”, apuntilla.

Pablo Escudero, del Partido Verde, considera que esta reforma no beneficia a los ciudadanos de la capital del país y no otorga un verdadero carácter de municipios a las delegaciones políticas. También denuncia la no exigencia de rendición de cuentas. Sin embargo, este senador ha votado favorablemente porque el coordinador priísta en el Senado se había comprometido con el proyecto previamente.