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TERRORISMO

Túnez es el país que más yihadistas envía a combatir

Por Selene PisabarroTiempo de lectura3 min
Internacional19-03-2015

Actualmente, Túnez es el país más laico del mundo árabe. Principalmente se debe a que en la época del imperialismo colonial, pertenecía a Francia, donde rige el laicismo. A pesar de que se trata de un país del Islam moderado, el número de radicales se ha multiplicado desde las revueltas del 2011 en varios países árabes, conocidas como Primavera Árabe. No es la primera vez que se produce un ataque contra los turistas, ya que Al Qaeda intentó atentar en un hotel en Susa en 2013.

Túnez está próximo a otros países donde hay facciones terroristas, como Libia, que es una de las amenazas más claras para Europa. Por este motivo, de 11 millones de tunecinos, más de 4.000 han abandonado el país para combatir en Siria e Iraq y otros 3.000 en Libia, según la ONU, especialmente, el 80% se ha unido a los yihadistas del autodenominado Estado Islámico (EI o ISIS).

Una de las causas por las que Túnez ha experimentado el auge del yihadismo en el último año es por la fuerte lucha que está ejerciendo el Gobierno contra las redes de captación de combatientes. También se debe al intercambio de armamento y la proliferación de los grupos extremistas en Libia y Argelia, los dos países vecinos. El año pasado murieron 23 miembros de las fuerzas de seguridad en atentados perpetrados por los yihadistas en Túnez.

Desde 2013 no se producía ningún atentado yihadista. Ese año Al Qaeda perpetró un ataque contra un hotel en Susa -en la costa tunecina- en el que sólo murió el terrorista suicida. Además, las fuerzas de seguridad frustraron otro en la localidad de Monastir. El atentado suicida era el primero desde hacía más de once años y coincidía con el nuevo rumbo que había tomado el Gobierno para erradicar a los extremistas.

El partido político islamista Ennahda es uno de los socios de Gobierno actualmente, pero no nada tiene que ver con el yihadismo. En las elecciones que se celebraron el pasado noviembre fue el segundo grupo más votado, lo que le posibilitó acceder al Gobierno mediante una coalición. Precisamente, jugó un rol imprescindible a la hora de aprobar la nueva Constitución democrática que, entre otros, proclama la separación entre la religión y el Estado.

Éste es otro de los motivos por los que los yihadistas mantienen su vista fija en Túnez. Acusan a Ennahda de traicionar su corriente islamista porque se apartan del objetivo de instaurar un Estado islámico con este nuevo precepto de la norma suprema. Son algunos de los puntos que podrían haber ayudado a la radicalización de algunas corrientes del islamismo ultraconservador.

Túnez, que supone una de las puertas de Europa, es uno de los países que ha iniciado el proceso democrático que comenzó tras las revueltas que comenzaron hace ya cuatro años con la caída del poder de Zine al Abidine Ben Alí.  Fue el país origen de la Primavera Árabe, que más tarde se extendió por el resto del mundo árabe y provocó la caída de muchos líderes implacables. Desde el pasado noviembre, cuando se culminó la transición democrática, gobierna un partido laico, conservador y europeísta, Nida Tunes.

Algunas de las facciones terroristas que operan en Túnez son Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Daesh (Estado Islámico) o Ansar al Sharia. Los expertos en terrorismo internacional, como Fernando Reinares, del Real Instituto el Cano, aseguran que las intenciones del EI –la organización ha reivindicado el atentado en una grabación de radio- hasta ahora eran “desestabilizar el país institucionalmente” pero que ha cambiado y es “contra los intereses turísticos, algo fundamental para el desarrollo del país”.

Aunque el atentado se perpetró en un museo, las autoridades tunecinas confían en que no dañe en exceso al turismo, pilar fundamental de su economía. Se trata de un sector que da de comer a más de 400.000 empleados y es uno de los sustentos del país, ya que supone el 15% del PIB. Sólo el año pasado recibió seis millones de visitantes extranjeros.