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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Analfabeta, carca y puritana

Fotografía
Por Almudena HernándezTiempo de lectura3 min
Sociedad18-02-2015

Sí, que me llamen analfabeta. No he leído 50 sombras de Grey, ese best seller publicado en medio centenar de idiomas que vende sadomasoquismo con elegancia, para que parezca cool atarse a una cama y dejarse dominar por un ¿enfermo? Perdónenme amigas, conocidas, chicas de mi entorno y de más allá si se sienten ofendidas por estas líneas, por si estoy equivocada porque, como dicen, han encontrado muchas respuestas a sus preguntas de relación en pareja a la ficción de la alargada sombra, que creo que es más una versión del siglo XXI del Kamasutra aderezado con guión de película X.

Soy analfabeta porque no hace falta leer ni una sola página para saber de qué va el asunto. Es vox populi. Todo el mundo habla de ello y, por lo comentado, el susodicho fenómeno no le llega a los talones ni a medio verso de Benedetti ni a la primera letra del título de El Cantar de los Cantares, el gran libro del Amor. Así que, aviso a navegantes, seguiré siendo analfabeta, porque no me parece nada moderno la dominación del hombre sobre la mujer y el uso de ésta como un mero objeto sexual. Está todo inventado.

Tampoco pensemos que por pintarnos los labios de rojo y hacer cola con las palomitas en la mano somos más mujeres que las marujas que se quedan en casa en chándal y zapatillas cuidando de la prole con unas ojeras hasta los pies por dormir poco y mal. La historia del señor Grey y todo lo que le rodea es un engaño más al feminismo mal entendido del todo vale; de "qué mujer soy que puedo hacer lo que me dé la gana como los machos" y del erotismo vacío. Por favor, no lo llamen amor...

Una que no destaca por la defensa a ultranza del feminismo tampoco comulga con esta fiebre impulsada por unos listos marquetinianos que saben manipular los instintos más bajos del ser humano para el mercadeo. Y, encima, las mujeres nos lo tomamos a gracia; llenamos las salas de cine para celebrar San Valentín (entérense bien del origen de esta fiesta, por favor) y creemos ser las reinas del mundo. Luego está la realidad, la otra, que por desgracia parece ser cada vez menos distinta a las historias literarias y a las de la gran pantalla: las encuestas sobre violencia de género, esa lacra que campa cada vez entre personas más jóvenes. 

¿Nos extraña que ellos vean normal que un hombre tenga relaciones con varias mujeres pero que se considere negativo que las chicas hagan lo propio con varias parejas? ¿Nos extraña esa justificación de un porcentaje más que estremecedor de jóvenes que cree que las víctimas de los malos tratos "algo habrían hecho" para merecerlos? 

"Pierde el control", leo en una marquesina del autobús como eslogan de la versión cinematográfica de 50 sombras de Grey. Y me escandalizo. Así que apunten otro adjetivo para definirme: soy una puritana. Soy una puritana porque considero que la masa gris tiene una finalidad. ¿Qué diversión tiene servir de esclava sexual a otro? ¿Tanta fe tienes en esa persona para dejarte atar a una cama y brindarle algo tan sagrado como tu intimidad? ¿Qué clase de persona se está acostando contigo que no es capaz de respetar tu libertad y que precisa amarrarte como a un cerdo para que no te escapes?

Pero claro, resulta que esta analfabeta, carca y puritana no lo entiende. Ni se imagina lo que se está perdiendo por participar en la moda del milenio. O sí. Por favor, cuéntenmelo dentro de, pongamos, cinco años, con las encuestas de violencia de género que se hagan entonces; si es que antes no hemos perdido, además del control, la cabeza.