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PERIODISMO

Bradlee se despide tras 26 años de trabajo y carrera envidiables

Por Marina BurónTiempo de lectura2 min
Comunicación22-10-2014

Ben Bradlee nos dice adiós a sus 93 años. El periodista más intrépido de toda la historia de la comunicación, se despide desde su residencia en Washington, tras haber dirigido el diario “The Washington Post” desde 1968 hasta 1991, y haber sido editor de todas las informaciones de Woodward y Bernstein durante la investigación periodística más importante de EEUU. La pérdida se ha producido este martes, en su residencia cerca de Casablanca. El periodismo ha quedado huérfano tras la muerte de esta gran figura periodística.

El fenómeno del periodismo se despide de sus aprendices y seguidores este mismo martes. A sus 93 años, fallece Ben Bradlee tras una bellísima carrera y un envidiable trabajo. El periodista ha sido director del diario “The Washington Post” durante 23 años, y editor de todas las informaciones de Woodward y Bernstein durante una de las investigaciones estadounidenses más relevantes. A Ben se le atribuye la conversión del diario en una de las tres cabeceras más leídas y respetadas del país. Hasta ese momento, conseguir algo así era impensable, a pesar de que la redacción del periódico se encuentra relativamente cerca de Casablanca, en el centro de la ciudad, en una de las ciudades estadounidenses más potentes del país y del mundo. Así lo ha confirmado el periódico en el que se dejó la piel durante 26 años, presidiendo la sala de redacción y dirigiendo la “transformación del Washington Post en uno de los periódicos más importantes a nivel mundial”. Como editor ejecutivo desde 1968 hasta 1991, Bradlee se convirtió en una de las figuras más importantes del periodismo, en buena medida gracias al tándem que formaba con Katharine Graham, que asumió el papel de gestión de la empresa familiar tras la muerte de su esposo en un suicidio, Phil, en 1963. La pareja del “dinero viejo” neoyorquino y la educación en Vassar College de Graham y de la sangre “brahmin” (como se denomina a la élite de Boston, en referencia a la casta más alta del hinduismo); y de Harvard de Bradley fue una fuerza formidable en la sociedad y en la política de EEUU en los setenta y ochenta. Uno de los logros más relevantes de este monstruo del periodismo fue destapar el escándalo más importante de aquella época, el “Watergate”, que derivó en la renuncia del presidente de EEUU, Richard Nixon. Con la Casablanca interponiéndose en las investigaciones, fueron los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward, trabajadores del “Washington Post” (bajo la supervisión de Ben), quienes acabaron con el cargo de Nixon y con su vida política, que se convirtió en el primer presidente y mandatario estadounidense en abandonar su puesto. El viejo periodista se retiró en 1991, aunque siguió yendo hasta hace una década a su despacho en la novena planta “Washington Post”. Su muerte se considera una pérdida de una brillante manera de hacer periodismo. Hoy en día, el periódico ya no es propiedad de Graham, sino de Jeff Bezos, consejero delegado del gigante del comercio online Amazon. Bezos compró el diario en agosto de 2013 por 250 millones de dólares (196 millones de euros) una cifra bastante baja, que incluía aportaciones al plan de pensiones de los empleados, que empezaba a tener peligrosos agujeros.