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ÉBOLA

El ébola se expande sin una cura definitiva

Por Selene PisabarroTiempo de lectura3 min
Sociedad07-10-2014

El primer caso de ébola en España ha sembrado el pánico en las calles. Hasta el momento, en nuestro país solo se habían tratado dos casos de misioneros que se infectaron en Liberia y Sierra Leona. Sin embargo, la auxiliar de enfermería que ha sido diagnosticada del virus se contagió, según las autoridades, a través del último religioso que llegó a España, Manuel García Viejo y que falleció el 25 de septiembre.

Actualmente no existe cura definitiva mientras continúa expandiéndose por la sociedad, aunque sí hay algunos tratamientos y vacunas para calmar los síntomas como el ZMapp –un suero inmunológico en fase de experimentación-. Este medicamento fabricado en Estados Unidos, al no estar comercializado aún, se fabrica en pequeñas cantidades, por lo que los expertos consideran que producirlo a nivel mundial aún llevará meses. Por el momento, ha funcionado en varios misioneros europeos y estadounidenses a los que se les ha aplicado. El virus no es una novedad, ya que cuando se diagnosticó la primera epidemia fue hace casi cuarenta años, concretamente en 1976, en Nzara (Sudán) y Yambuku (República Democrática del Congo), aunque se trata del peor brote hasta ahora. Sin embargo, el ébola tiene antecedentes a esa fecha. En 1967, un camión repleto de chimpancés procedentes de Uganda, llegó a Europa con tres destinos: Frankfurt, Marburgo (Alemania) y Belgrado. Los investigadores de los laboratorios en los que se manipularon a los animales no tomaron precauciones especiales, por lo que días más tarde algunos de ellos presentaban un cuadro médico de fiebre alta, malestar y dolor de cabeza. El resultado fue de siete muertes y 31 contagiados. Desde que se detectase el brote en marzo, el ébola se ha cobrado la vida de 3.439 personas. La cifra es más alarmante cuando se habla de que el pasado sábado murieron 121 personas en Sierra Leona en un solo día. Además, 7.470 personas están infectadas. El virus posee una altísima tasa de mortalidad: suele variar entre el 25 y 90 por ciento y aparece tanto en aldeas remotas cerca de las selvas tropicales como en regiones densamente pobladas. Dependiendo de dónde se detecte, el virus tiene una variedad. En total son cinco: Sudán, Reston, Costa de Marfil, Zaire y Bundibugyo. En estas dos últimas regiones es donde se ha manifestado con los peores brotes de fiebre hemorrágica. El nombre de “ébola” viene de un río situado junto a Yambuku, que tiene el mismo nombre. La patología consiste en la fiebre alta y repentina, debilidad del cuerpo junto con dolor muscular, de cabeza y de garganta. La persona que lo sufre también experimenta vómitos, diarreas, erupciones cutáneas, las funciones renales y hepáticas alteradas seguidas de intensas hemorragias internas y externas. Quienes lo padecen son los animales salvajes –en especial los murciélagos y los monos-, que se lo transmiten al ser humano a través del contacto directo por la sangre, los líquidos orgánicos o tejidos de las personas infectas. No se contagia por el aire a pesar de los falsos rumores que están aflorando en las últimas horas. Los síntomas comienzan a aparecer entre los dos y los 21 días desde que la persona ha sido infectada. Para evitar exponerse al ébola, los médicos y el resto de personal sanitario utilizaron trajes especiales para aislarse y siguieron el protocolo de seguridad que ha establecido la Organización Mundial de la Salud (OMS). Quienes atendieron a Miguel Pajares y a Manuel García Viejo debieron seguir después unas indicaciones para controlar que no les hubieran trasmitido el virus. Aunque no se hicieron ninguna prueba especial, sí debían controlarse la temperatura dos veces al día durante los 21 días posteriores.