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CRISIS ARGENTINA

Nueva crisis de la deuda argentina trece años después

Por Jesús Espinosa Tiempo de lectura5 min
Internacional31-07-2014

Argentina está a punto de vivir un "déjà vu" con la inminente suspensión de pagos tras no alcanzar un acuerdo con los "fondos buitre". Sin embargo, la situación a la que se enfrenta actualmente el país gobernado por Cristina Fernández de Kirchner poco tiene que ver con la catástrofe económica que vivieron en 2001 los argentinos. Entonces, un conjunto de causas acumuladas durante años dieron lugar a una situación explosiva que desembocó en la peor crisis financiera para el país en su historia reciente, y en una "gran depresión" de la que le costó años salir.

Nunca es bueno que se te acumule el trabajo, por eso hay que llevar siempre "al día" las obligaciones. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando, por no llevarlo al día, ese trabajo ya es desmesurado? En ese momento hay poco margen de mejora. Eso es, en cierta medida, lo que le ocurrió a Argentina hace 13 años. La suspensión de pagos a la que tuvo que enfrentarse el país en 2001 se dio por cinco factores que no se trabajaron día a día y que llevaron al país al desastre económico. El primero, la inmensa deuda del país, después, una inflación desbocada (entre el 200%-300%). También la paridad prolongada del peso y el dólar, pasando por una importante deuda privada que estrangulaba a las empresas argentinas, y, por último, las repercusiones de la deuda brasileña. Año por año, el camino que ha tenido que recorrer Argentina desde que anunció la suspensión de pagos en 2001 hasta el actual 2014, ha sido un trabajo duro que se ha llevado por delante a dos presidentes. Todo empezó el 23 de diciembre de 2001, momento en el que, en medio de una severa crisis económica y política, Argentina declara el cese de pagos de su deuda soberana por valor de 102.000 millones de dólares. Este anuncio constituyó el mayor cese de pagos de la historia moderna mundial. Tras muchas dificultades, en 2003 el Gobierno argentino consiguió presentar una ofertar para intentar reestructurar la deuda por 94.302 millones de dólares. Esta oferta contenía que el país argentino no reconocía los intereses y le proponía a los acreedores una reducción del 75% sobre el valor nominal. Tuvo que pasar casi un año, en 2004, para que Argentina mejorara esa oferta al aceptar a la reestructuración el montón de intereses vencidos de la deuda en mora. Fue ya en 2005, el 17 de enero, cuando Argentina puso en marcha el periodo de suscripción al canje que debería concluir el 25 de febrero. Este proceso tenía como objetivo, recabar al menos una adhesión total, entre inversores institucionales y minoristas, del 60% para refinanciar deudas en mora desde 2001 por 18.300 millones de dólares. Un mes más tarde el Parlamento argentino aprobó la ley que disponía que los acreedores que no aceptaran la oferta de reestructuración no podrían acceder al canje en el futuro. Un canje que, el 3 de marzo de ese mismo año, lograría una adhesión del 76% en la reestructuración de la deuda. Esto, para alivio argentino, permitió refinanciar bonos por 81.800 millones de dólares, con una quita del 65,4%. Sin embargo, los acreedores con títulos por cerca de 20.000 millones de euros no ingresaron en la operación. Lo que provocó que fondos de inversión tenedores de deuda anunciaran acciones legales. Con ese panorama llegó al nuevo año: 2006. Tres días después de las uvas, el 3 de enero, Argentina canceló en un solo pago toda su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 9.500 millones de dólares con reservas del Banco Central. Por otro lado, el 9 de octubre de 2009, el ministro de Economía argentino, Anmado Boudou, anunció que se reabría el canje por 20.000 millones de dólares para aquellos fondos que no habían aceptado las condiciones del año 2005. Los nuevos detalles de una nueva oferta de canje de deuda soberana llegarían un año después, el 15 de abril de 2010. Aún en ese año, pero dos meses después, el 23 de junio, Argentina anunció que el canje de bonos tuvo una adhesión del 66%, con una refinanciación de títulos por 12.067 millones de dólares. Con los canjes de 2005 y 2010, Argentina logró un nivel de adhesión total espectacular: el 92,4%. Lo que llevó a una rebaja del 65% en promedio. El origen de la situación actual Los años siguientes serán claves para entender la situación que atraviesa argentina actualmente. El primer disgusto para el gobierno argentino llegaría en 2012, en febrero, cuando el juez federal estadounidense Thomas Griesa, sentenció que los acreedores que se negaron a participar en los canjes ofrecidos por Argentina merecían un trato equivalente a aquellos que si accedieron. El 26 de octubre, un tribunal federal de apelaciones, también de Estados Unidos, falló en contra de Argentina por un caso de discriminación hacia los tenedores de bonos que no aceptaron aquellas reestructuraciones de deuda de 2005 y 2010. A estos, según las estimaciones, el Gobierno les debe 1.330 millones de dólares en concepto de intereses. El conflicto se reafirmó tan solo 4 días después, el 30 de octubre, cuando el ministro de Economía argentino, Hernán Lorenzino, afirmó que su país no iba a pagar "jamás" los títulos de deuda a los fondos de inversión especulativos. La segunda sentencia llegaría ese mismo año, el 22 de noviembre; el juez estadounidense Thomas Griesa, fallaría a favor de los fondos de inversión especulativos, y ordenó a Argentina a pagar 1.300 millones de dólares por los bonos de deuda pública en mora desde 2001, antes del 15 de diciembre. Este año fatídico para la economía Argentina no acabaría hasta días después, el 26 de noviembre, cuando Argentina recurrió ante la Corte de Apelaciones de Nueva York, la decisión del juez Griesa. Argentina, en esa apelación, alegó que el fallo ponía en riesgo futuros procesos de reestructuración de deuda soberana. Al año siguiente, en 2013, los demandantes rechazaron la oferta de Argentina de reabrir el canje para fondos que no se adhirieron a las reestructuraciones de su deuda en 2005 y 20010. Pero Argentina ya estaba a otra cosa, por lo que el 25 de junio de ese mismo año, se seguiría peleando con los tribunales estadounidenses. Presentaron un recurso de apelación ante la Corte Suprema de Estados Unidos contra la sentencia de Griesa. Mientras la Corte Suprema decidía si aceptar o no esa apelación, a Argentina le llegaba la noticia de que la Corte de Apelaciones de NY confirmó el fallo de primera instancia de Griesa que obligaba a Argentina a pagar a los fondos de inversión litigantes 1.300 millones de dólares. En 2014, el 16 de junio, la Corte Suprema de Estados Unidos comunica su rechazo a aceptar la apelación de argentina.