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SIRIA

Siria vota a su presidente en plena guerra civil

Por Sergio CastillaTiempo de lectura3 min
Internacional03-06-2014

La guerra no ha sido pretexto suficiente para que no hubiera elecciones en Siria. Según el presidente de la Comisión Judicial Suprema Electoral, Hisham al Shaar, los comicios están transcurriendo sin incidentes. Como era de esperar, la jornada ha sido considerada un éxito por los afines al régimen de Bachar Al Asad. Hisham al Shaar destacó la fuerte concurrencia de votantes registrada durante esta jornada. Según la Comisión, hubo que extender el horario de votación hasta las 00.00 hora local (21.00 hora GMT) por la alta afluencia de electores.

Unos 16 millones de sirios del interior del país estaban llamados a acudir a las urnas en los 9.601 colegios electorales repartidos en las zonas bajo control del Gobierno. A las elecciones no han acudido observadores de la UE, la OSCE o de Estados Unidos, aunque según el viceministro de Exteriores a la cadena CNN, sí estarán presentes observadores de "otros países". No obstante, añadió que la presencia de esos observadores dependerá de la situación de seguridad en algunas partes del país. El régimen sirio celebra este martes unas elecciones presidenciales ganadas de antemano por Bashar al Asad y denunciadas por sus adversarios como una "farsa" que, según los expertos, prolongará la devastadora guerra civil que azota el país desde hace tres años. Numerosos líderes internacionales también han cuestionado la legitimidad de Asad para gobernar, pero el actual presidente renovará mandato con prácticamente total seguridad. Oficialmente, estas son las primeras elecciones en décadas en las que se presenta más de un candidato. Además del presidente Asad, que opta a renovar su mandato hasta 2021, también concurren el exministro de su Gobierno, Hassan Nouri, y Maher Hajjar, el líder de una formación interna tolerada por el régimen. La popularidad y la independencia de estos candidatos están totalmente en entredicho. Lo peor de estas elecciones, sin embargo, es el contexto de violencia en el que se han desarrollado. A causa de la guerra civil, Siria se encuentra fragmentada en zonas controladas por distintas facciones opuestas. Mientras que el norte está controlado por los grupos radicales yihadistas, el centro permanece mayoritariamente controlado por las fuerzas del régimen con bolsas de resistencia. En el sur y la zona noroeste fronteriza con Turquía, el control está en manos de los rebeldes del Ejército Libre Sirio. En la mayoría de las grandes ciudades -como Alepo, Hama o Homs- el control es parcial, dependiendo de los sectores o distritos. Por estas circunstancias, acudir a votar puede resultar extremadamente peligroso, dependiendo de las zonas. Mientras que en localidades como Tartús o Latakia, firmemente controladas por el Gobierno, votar no parece suponer un riesgo, en ciudades divididas como Alepo, implica arriesgar la vida. El Gobierno defiende que los ciudadanos en zonas rebeldes podrán cruzar libremente a los barrios progubernamentales y votar mostrando su carné de identidad. Sin embargo, los combates y los bombardeos parecen complicar tal posibilidad. El ministro sirio de Exteriores, Walid Mualem, declaró cuando acudió al colegio electoral, que la solución política a la crisis en Siria "comienza hoy". Por su parte, el jefe de la oposición, Ahmad Jarba, llamó a los sirios a "quedarse en casa", mientras que el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen calificó los comicios de "farsa" y dijo que la alianza atlántica no reconocería los resultados. Con una guerra civil que ha ocasionado ya la muerte a más de 162.000 personas -según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos- y una sociedad profundamente fragmentada, las elecciones no parece que puedan resolver un conflicto que ha entrado ya en su cuarto año de duración. Además, la guerra ha forzado al exilio y al desplazamiento a buena parte de la población siria. Según cifras del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), de los 22 millones de sirios unos 3 millones están registrados como refugiados en los países vecinos y otros 6,5 se han visto obligados a desplazarse. Casi un tercio de la población.