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LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Los autoritarismos amenazan la libertad de expresión en Internet

Por Beatriz Álvarez GallardoTiempo de lectura5 min
Comunicación16-04-2014

Desde su aparición, Internet ha introducido al mundo que le rodea en la “era de la información”. Internet ha hecho que el mundo sea más pequeño y que las personas que lo habitan estén más cerca las unas de las otras. Del mismo modo, también gracias a Internet lo que ocurre en un punto del planeta puede difundirse y conocerse en apenas cuestión de segundos hasta ser de dominio público mundial.

No obstante, hay una serie de países que, en contra de esa corriente globalizadora, han construido en sus territorios auténticos estados de excepción informativos. Son, en su mayoría, estados autoritarios o zonas de conflicto, en los que la libertad de expresión de los ciudadanos se ve amordazada por los mecanismos de control gubernamental. A la tradicional censura de la prensa escrita, o al secuestro de publicaciones, se une en esta “era de la información” la vigilancia permanente de la esfera pública virtual. Así, el cierre de cabeceras se complementa con el bloqueo de cuentas de Twitter o Facebook, la detención de periodistas con la detención de blogueros o youtubers polémicos, y la autarquía alcanza niveles nunca vistos cuando dentro de ciertas fronteras ni siquiera hay acceso a las redes sociales. China es un buen ejemplo. Este país ocupa el puesto 173 de 179 en la clasificación de Libertad Informativa llevada a cabo en 2013 por Reporteros Sin Fronteras. Es, en la actualidad, la prisión de periodistas e informadores más grande del mundo, con 30 periodistas y 70 internautas encarcelados. Lidera, asimismo, la capacidad de control de la opinión pública en Internet, dentro y fuera del país. Es mundialmente famoso el bloqueo que afecta a las principales redes sociales, Facebook y Twitter, además de la existencia de un “Twitter chino”, Weibo, controlado por el gobierno. La lista de restricciones informativas a través de la red es casi infinita en China. Durante el congreso en el que se eligió al nuevo presidente, varios periodistas de medios internacionales denunciaron haber sido acosados; mientras que el bloguero Hu Jia, en arresto domiciliario desde 2011, fue presentado ante las autoridades por “incitar a la desobediencia civil”. A lo largo del pasado año, webs de medios de comunicación en todo el mundo, de la talla de New York Times y Wall Street Journal, denunciaron haber sufrido ataques de pirateo llevadas a cabo con técnicas militares procedentes de China. En abril de 2013 el gobierno chino prohibió a los medios nacionales emplear información procedente de medios web internacionales no autorizados. Blogueros e internautas son constantemente perseguidos y detenidos por informar sobre casos de gripe aviar que el Gobierno reconoció más tarde, por tratar de recoger imágenes del terremoto en la provincia de Sichuan, por rememorar el aniversario de la masacre de Tiananmenn, etc. Incluso la canciller alemana, Angela Merkel, recordó al presidente chino, Xi Jinping, en su reciente visita a Berlín, la “importancia de contar con un amplio y libre intercambio de opinión”, al considerar la libertad de expresión “un elemento muy importante para promover la creatividad de la sociedad, sea en investigación, cultura o sociedad civil”. El Gobierno de Castro ejerce en Cuba un estricto control de Internet Pero el de China no es el único caso. También en otra dictadura comunista, la de Cuba, el gobierno de Castro ejerce un control férreo sobre Internet. De hecho, el cubano es uno de los servicios de Internet más controlados del mundo. Se caracteriza por un número de conexiones muy bajo, un ancho de banda muy limitado, una estricta censura y un precio elevado. Actualmente, la penetración de Internet en Cuba se limita a un escaso 25%. Toda publicación en Internet ha de ser previamente aprobada por el Registro Nacional de Publicaciones en Serie. Los proveedores de red pueden negarse a ofrecer servicio a usuarios no aprobados por el Gobierno, y aunque muchos de los sitios web de medios informativos internacionales no están bloqueados en Cuba, se ha comprobado que la lentitud de la conexión hace imposible que la población pueda consultarlos. No obstante, poco a poco la ciudadanía encuentra cada vez más formas de rodear las restricciones gubernamentales. La telefonía móvil ha permitido conexiones a la red vía satélite que la dictadura no puede limitar, y los blogueros más importantes han conseguido abrirse paso a través de conexión en embajadas, cafés, hoteles o en el trabajo. Se da incluso un mercado negro de cuentas de Internet, que consisten en que ciertas personas afines al gobierno, que han sido autorizadas a tener un libre acceso a la red, alquilan sus usuarios y contraseñas a internautas interesados. Turquía y Venezuela, otros países donde se limita la libertad de expresión Sin embargo, la censura en Internet no se da únicamente en países dictatoriales. También en supuestos regímenes democráticos, las autoridades han optado por limitar, en parte o totalmente, el acceso de los ciudadanos a la red. Es el caso, por ejemplo, de Turquía. Turquía mantiene en vigor desde junio de 2005 su artículo 301 del Código Penal, que afecta a “la identidad nacional turca, a la república y a los fundamentos e instituciones del Estado”. En virtud de ese artículo se suceden detenciones a periodistas o población civil únicamente por el libre ejercicio de expresión de ideas discordantes con la autoridad. Además, recientemente, el gobierno turco ha aprobado una ley de control de contenidos que va a convertir al país en uno de los “agujeros negros de Internet” en el mundo. Ya no harán falta órdenes judiciales para bloquear sitios web, sino que simplemente por orden del gobierno, la agencia turca de telecomunicaciones podrá cortar el servicio. Los proveedores de Internet tendrán que mantener los datos del tráfico durante dos años, por lo que las autoridades tendrán acceso a más datos de navegación de los ciudadanos durante más tiempo. Según los grupos disidentes del país, lo terrible de esta medida es que la sociedad empezará a implantarse la autocensura, por miedo a posibles represalias. Internet también será más caro y más lento; y su supervisión correrá a cargo de los servicios secretos turcos. En Venezuela, los recientes disturbios contra el gobierno de Nicolás Maduro se han traducido en medidas de control de cientos de sitios web. En un país en el que todos los medios de comunicación pertenecen al Estado, internet es el principal recurso de información independiente para los ciudadanos. Desde el inicio de las revueltas, se han bloqueado más de un centenar de portales web de información y noticias, Twitter ha denunciado que el gobierno venezolano ha bloqueado la posibilidad de añadir fotos y vídeos a la red social, y también se han registrado restricciones en Facebook y otras plataformas sociales. Este control se hace aún más extensivo en zonas de conflicto: Egipto, Siria, Irán… Internet se ha convertido en la principal vía de expresión de los ciudadanos en el siglo XXI, y la defensa de los derechos y libertades relacionados con la libre opinión e información encuentra en la red de redes su principal aliada, pero también su reto más importante.