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PROTESTAS EN VENEZUELA

Los disturbios en Venezuela dejan ya decenas de fallecidos

Por Beatriz Álvarez GallardoTiempo de lectura3 min
Internacional22-03-2014

“Pobre Venezuela, tan lejos de Dios y tan cerca de Cuba”. Estas palabras de Porfirio Díaz son solo un ejemplo del sinfín de proclamas y consignas que, desde hace un más mes, pueblan las calles de Venezuela. El pasado 12 de febrero, una protesta estudiantil daba inicio a un periodo de revueltas sociales, encabezadas por la oposición al chavismo, que siguen activas pese a la brutal represión del presidente Nicolás Maduro, y que ya han dejado 29 fallecidos, según las cifras oficiales.

Tras la muerte de Hugo Chávez, el régimen venezolano se enfrenta a uno de sus momentos más difíciles. Entre los motivos, la terrible situación económica que vive el país, que experimentó un aumento de la inflación del más del 50% en 2013, y que se ha visto obligado a devaluar su moneda dos veces. También el creciente desabastecimiento y la escasez de productos de primera necesidad, junto a las evidentes restricciones de derechos y libertades individuales, en especial las de expresión e información. Todo esto ha motivado una oleada de protestas sociales que han puesto en jaque al gobierno de Maduro. Desde que el pasado 12 de febrero tres estudiantes murieran a manos de la represión del Gobierno, la tensión en las calles no ha hecho sino aumentar. Grupos estudiantiles y opositores han ocupado las calles para protestar contra las políticas de Maduro, a quien piden además que cese la violencia y que se dé comienzo a una regeneración democrática del país. Otro de los ejes de las reclamaciones es el supuesto sometimiento de la política venezolana a los dictados de Cuba, ante el que los manifestantes exigen independencia para su país. El clima de violencia al que se ha llegado tras un mes de protestas roza lo insostenible. En las calles se suceden las barricadas ciudadanas con las patrullas de grupos paramilitares oficialistas —conocidos como “colectivos”, afines al gobierno— que se dedican a disparar a discreción contra edificios residenciales y población civil. Muchos de esos edificios han acabado en llamas o víctimas de gases lacrimógenos. También la Guardia Nacional ha respondido a tiros, como medio de dispersión y disuasión, a las manifestaciones y concentraciones de los opositores. Por su parte, el gobierno no ha dudado en achacar enteramente la responsabilidad del clima de violencia, y en especial, de los fallecidos, a la oposición, concretamente a las guarimbas (barricadas) de ciudadanos. Ha defendido el honor y la labor de la Guardia Nacional, y ha acusado a la oposición de “representar al fascismo” y de llevar a Venezuela a la crispación actual. Todo ello contradice versiones de organismos internacionales, como Human Rights Watch, que sostienen que la proporción de violencia se inclina claramente hacia el bando gubernamental. No obstante, Maduro también ha encontrado otro gran culpable de la situación que vive Venezuela: los medios de comunicación. En concreto, la defensora del Pueblo y exparlamentaria chavista Gabriela Ramírez acusó a las emisiones de CNN en español de incurrir en “propaganda de guerra”, y apoyó la decisión del presidente de ordenar el cese de emisiones de la cadena en el país. CNN ha emitido, entre otros, testimonios de víctimas que aseguran que sus familiares se encontraban desempeñando labores cotidianas cuando fueron “perseguidos y cazados” por los grupos paramilitares oficialistas. Maduro ha asegurado asimismo, en lo que ya se ha convertido en una tónica desde su elección, que los opositores han “recibido dinero de instituciones de los Estados Unidos”, acusaciones que Washington se ha apresurado en desmentir. Su secretario de Estado, John Kerry, ha asegurado que, pese a la tensión en Crimea, “no olvida la violencia” en Venezuela; y no descarta la imposición de sanciones al país por parte de las autoridades estadounidenses.