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CASO BRETÓN

Los huesos de la finca, pruebas cruciales para incriminar a Bretón

Por Natalia Méndez AparicioTiempo de lectura7 min
España14-07-2013

Han tenido que pasar 21 meses para que José Bretón sea declarado culpable por el asesinato de sus hijos. Todo comenzó el 8 de octubre de 2011, cuando el propio Bretón denunció la desaparición de los dos hermanos. Desde el primer momento, todo apuntaba a que el culpable era el padre de los pequeños, pero no se podía confirmar con certeza debido a la falta de pruebas. El caso tomó un rumbo fijo cuando el año pasado se hallaron restos óseos que pertenecían a dos niños y que han sido la prueba clave para que el veredicto del jurado popular falle en contra de Bretón.

Ruth y José Bretón, de 6 y 2 años de edad respectivamente, desaparecieron hace casi dos años. Según la declaración que prestó Bretón en Comisaría para denunciar la desaparición de sus hijos, estos estaban bajo el cuidado de su padre aquel fin de semana y que mientras jugaban en el Parque Cruz Conde de Córdoba por la tarde, los perdió de vista. La policía recibió la denuncia por teléfono a las 18.40 horas del 8 de octubre de 2011, pero la llamada se efectúa desde la finca familiar de Las Quemadillas, por lo que los agentes comienzan a sospechar que ha sido el propio padre quien ha secuestrado a los niños. Además, cuando revisan las cámaras de seguridad de alrededor del parque, solo se encuentran con imágenes del padre solo, sin rastro de los pequeños. En la madrugada del día siguiente, Ruth Ortiz, madre de los dos hermanos, interpone una denuncia contra su marido, aunque por asuntos matrimoniales. Desde ese momento, se descubre que los padres de Ruth y José se encontraban en proceso de separación y que aquel fin de semana se encargaba de ellos su padre, con el consentimiento de la madre. Estos datos apuntan a que el posible móvil del crimen sea la venganza contra Ruth Ortiz. El 10 de octubre, se realiza el primer registro de la Policía Científica en la finca de los abuelos, donde encuentran los restos de una hoguera, en la que supuestamente se quemaron objetos personales de la relación matrimonial y huesos que, según los primeros análisis, eran restos caninos. En los días posteriores, los servicios policiales prosiguen con la investigación. Por un lado, efectivos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas rastrean el río Guadalquivir, en el tramo entre la capital cordobesa y la finca, para buscar los cadáveres o pistas que les lleven al paradero de los niños, aunque sin éxito alguno. Por otro lado, también se registra el domicilio urbano de los abuelos paternos. Es en estos días, los investigadores comprueban también en las cámaras de seguridad del parque que José Bretón no se encontraba allí acompañado. Sin embargo, algunos viandantes que le vieron después de la supuesta desaparición, afirman que el gesto del padre de los hijos era de un hombre preocupado por saber adónde habían ido. El 18 de octubre, José Bretón es detenido, debido a las lagunas y contradicciones de su testimonio con las pruebas que se habían obtenido hasta el momento. Dos días después, se efectúa un segundo registro en la finca de Las Quemadillas con un radar especial para detectar tierra removida y restos óseos. También, el juez de instrucción, Armando García Carrasco, ordena prorrogar la detención de Bretón por la existencia de "indicios razonables de criminalidad". El abogado del detenido, Sánchez de Puerta, exigía la libertad de su cliente al no haber pruebas claras que lo incriminasen. Al día siguiente, ingresa en prisión sin derecho a fianza por un delito de "desaparición de menores" y "simulación de delito". Ese mismo día, acude con la policía al parque para recrear lo que sucedió la tarde de la desaparición ante los insultos de los vecinos. La defensa de Bretón anunció que pediría un "estudio clínico" del estado psicológico de este porque, en su opinión, presenta una "personalidad bipolar". Asimismo, el día 25 del mismo mes el abogado dice que es "totalmente falso" que su cliente se hubiese confesado culpable y anuncia que presentará un recurso de apelación. A comienzos de noviembre de 2011, la policía conduce a Bretón hasta la finca para llevar a cabo un nuevo registro, tras visionar las grabaciones de cámaras cercanas a la propiedad. En estos nuevos registros se sigue sin hallar restos de los pequeños. En los días posteriores prosiguen la investigación, con más registros, simulaciones y revisión de las imágenes aportadas por las cámaras de seguridad. Por otro lado, dan comienzo diversas manifestaciones en toda España solidarizándose con la familia materna. El 25 de noviembre, una de las cámaras revela a Bretón tirando bolsas de basura de unos 20 centímetros en distintos contenedores antes de llegar al parque. Cinco días después, el juez decreta de nuevo secreto de sumario al recibir los resultados de las pruebas psicológicas y de las recreaciones. Llegado el mes de diciembre y sin encontrar restos pertenecientes a los dos hermanos, la policía decide comenzar a buscar en la red de saneamiento y pozos entre el río y el parque. José Bretón dice conocer el paradero de sus hijos, pero no desveló cuál era, apelando a que se trataba de su secreto y días después, redacta una carta en la que pedía que la investigación del caso se centrase en "buscar y encontrar" a sus hijos y agradece el "encomiable derroche" que se estaba haciendo por ellos. A mediados de diciembre, entra en el caso la Interpol para llevar la investigación también en el extranjero. A finales del mismo mes, el juez prorroga hasta un mes más el secreto de sumario y la madre de Ruth y José visitó a Bretón para obtener respuestas, sin embargo, no obtuvo información alguna. En enero de 2012, la policía finaliza con el rastreo en el río Guadalquivir, pero continúa en la finca, analizando por primera vez uno de los pozos. El juez de instrucción, vuelve a prolongar otro mes más el secreto de sumario, no obstante permite acceder a ambas partes a los resultados del análisis psicológico de José Bretón, que aseguran que "no tiene ningún trastorno mental". A finales de enero, Bretón se intenta suicidar y en navidades había iniciado una huelga de hambre no oficial. Su abogado explica que su cliente "está totalmente hundido". Además, en el mes siguiente, existe riesgo de fuga, por lo que el juez obliga a mantenerlo en prisión. Finalmente, el juez del caso levanta el secreto de sumario en gran parte de la investigación y el 16 de febrero declara ante el juez José Luis Rodríguez Laín. El día 24 se vuelve a estipular el secreto de sumario en parte del caso, hecho que no contenta al abogado defensor de Bretón al dificultar su labor tantas veces en tan poco tiempo. Días después, el juez muestra su opinión de no estar de acuerdo con las declaraciones del acusado, ya que los tiempos aportados por este no cuadran. Al mes siguiente, se pretende reconstruir de nuevo los hechos, por lo que el juez ordena requisar el coche de Bretón. No es hasta abril, cuando Ruth Ortiz presenta la demanda de divorcio y se vuelve a levantar el secreto de sumario, y en esta ocasión de manera completa, por lo que ambas partes del caso podían acceder a cualquier dato sobre el caso. En mayo se vuelve a convocar otro juicio, del cual Bretón es procesado por dos delitos de detención ilegal, que se agrava por tratarse de menores y por el parentesco. Tras las declaraciones tomadas a amigos y funcionarios y presos del centro penitenciario, sale a la luz que Bretón estaba obsesionado con su esposa y que maltrataba a sus hijos. En junio, se reanudan las labores de investigación en la finca y en esta ocasión, con la colaboración de Ruth para detectar algún cambio físico en el lugar, aunque vuelven a concluir. En esta ocasión, el rastreo de la finca se torna complicado, ya que el abogado del acusado no ve lícito que las labores en la propiedad se hagan sin la presencia de ninguno de sus propietarios. Por otra parte, en julio, durante más investigaciones, Bretón pide ser puesto en libertad para dar a conocer el paradero de sus hijos, algo que vuelve a recalcar al mes siguiente, describiéndose como "clave" para encontrarlos. En agosto de 2012, se anuncia que se han hallado "restos humanos inmaduros", que debían pertenecer a dos niños de edades similares a las de Ruth y José, en una hoguera apagada. En un primer instante, estas pruebas habían sido descartadas por analizarlas como restos animales, pero al volver a analizar los huesos se confirmaba su verdadero origen. Desde este momento, el hecho de tener restos humanos en su propiedad, provoca que finalmente el jurado lo haya acusado como culpable del asesinato de sus hijos, Ruth y José