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GESTIÓN SANITARIA

Otras regiones de España también apuuestan por la externalización

Por Natalia Méndez AparicioTiempo de lectura4 min
Sociedad11-07-2013

Durante meses las calles de la capital se han visto inundadas por la Marea Blanca, en señal de protesta a lo que el PP ha pretendido implantar en varias ocasiones. Sin embargo, Madrid no es la única región que plantea esta situación. Incluso regiones no gobernadas por los populares tienden a la privatización de la gestión.

La sanidad en Cataluña se rige por un sistema mixto, denominado SISCAT (Sistema sanitario Integral de la Red de Utilización pública de Cataluña). Este modelo se está implantado desde 1990. Con él, dependiendo del servicio sanitario prestado, un porcentaje de su coste corre a cargo de empresas privadas, especializadas en este sector, y lo restante es sufragado por entidades públicas. Las empresas privadas deben superar diferentes evaluaciones realizadas periódicamente para comprobar su calidad y seguridad. Además, anualmente se hacen públicos os datos obtenidos en la atención primaria y hospitalaria, para garantizar un sistema transparente. El encargado de que este sistema se desarrolle de manera adecuada y llegue a todos es Cat Salud. A pesar de los recortes debidos a la crisis económica del país y de la propia comunidad, es un modelo longevo y que casi siempre funciona correctamente. Por otro lado, en Andalucía las cuentas no son tan claras. Según datos aportados por la Federación de Asociaciones de para la Defensa de la Sanidad Pública habría por cada mil andaluces: 1,43 médicos y 2,63 enfermeros en Atención Especializada y 0,73 médicos y 0,56 enfermeros en Atención Primaria, además de 2,38 camas. La Junta de Andalucía defiende su sistema y aplauden ante lo barato que lo encuentran, aunque esto se debe, en cierto modo, a que los sueldos de los profesionales sanitarios andaluces son los más bajos de todo el país, que se suma a la falta de inversión en infraestructuras y recursos humanos. Estas deficiencias en la sanidad publica provoca que salga a relucir la privada, por lo que los ciudadanos piensan que se trata de una estrategia política y empresarial para hacer negocio con la salud, ya que por el momento no existe ningún hospital cuya administración sea totalmente privada. A pesar de tantos aspectos negativos, Andalucía destaca sobre las demás comunidades autónomas en la prescripción por principio activo, de la que fue pionera y ahora se encuentra en el 85% del total de las prescripciones y lo que origina que el coste de las recetas sea bajo. En la Comunidad Valenciana ya son cinco los hospitales gestionados de manera privada (situados en Marina Alta, La Ribera, Manises, Torrevieja y Vinalopó) y su sistema sanitario goza de cierta fama. Los datos tienen bastantes similitudes con el Sistema Nacional de Salud, aunque se diferencia de este en que el número de pacientes por médico que supera los mil quinientos. "El modelo Alzira" es el nombre del sistema valenciano que nació a finales de los noventa y que se caracteriza por la descentralización, la financiación capitativa de los departamentos, gestión integral de la atención sanitaria, facturación interdepartamental y dirección por objetivos. Uno de los grandes problemas es el gasto que se ha realizado en la ampliación de personal y en las infraestructuras que debe ser pagado por el 40% del presupuesto de la Generalitat Valenciana, ya que es el porcentaje destinado a Sanidad. Según las encuestas, la mayoría de los valencianos están muy satisfechos o más o menos les agrada el sistema sanitario de su comunidad. Por último, el modelo imperante en el País Vasco se caracteriza por enfocar su atención principalmente en el paciente, incluso está siendo estudiado por otras naciones, como Estados Unidos. Desde el año 2009, el cuidado de los enfermos crónicos ha aumentado considerablemente. Esto es la solución a reducir los costes que suponen las urgencias. Hasta el momento, este tipo de pacientes no era observado constantemente, por lo que el número de visitas al médico era inferior a la cantidad de ingresos en el hospital. Un mismo paciente podía aparecer por el hospital de manera urgente quince veces al año. Ante esta exageración, se tomó la decisión de revisiones continuas para evitar emergencias o estar más prevenidos. Además, se ha acercado la tecnología a los pacientes para que el trato sanitario sea continuo, la información de cada persona esté registrada en diferentes centros y se lleve a cabo la receta electrónica, que conecta a su vez con las farmacias. Debido a la crisis económica en España, Euskadi se ha visto en la obligación de hacer algunos esfuerzos, como promover la prescripción de medicamentos genéricos y hacer menos contrataciones echando mano de los empleados que ya se encontraban en las plantillas. Aún así, el sistema es generalmente bien recibido entre los ciudadanos y puede tratarse del modelo más sostenible. En estas regiones, los ciudadanos contestan que los modelos funcionan, pero en otros no. Las comunidades cuyo sistema está siendo rechazado es porque no busca el bienestar del paciente, sino una ganancia económica que deja muchas dudas sobre si la sanidad será un derecho de todos o un bien que solo alcanzarán los que puedan permitírselo.