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CINE

Muere el director español Jesús Franco

Por Cristina González BoyarizoTiempo de lectura2 min
Espectáculos02-04-2013

Jesús Franco, cineasta conocido por ser el instaurador del cine de serie B español y miembro honorífico de la SGAE, fallece a los 82 años, pocos días después del estreno de su última película, Al Pereira vs the Alligator Women, dejando un legado de cintas que primero le relegaron a las capas de la sociedad marginal y que después le hicieron entrar en polémicas crecientes para finalmente concederle un gran reconocimiento como icono de la industria del séptimo arte.

El nombre hace recordar sus producciones y lo peculiar de su personalidad y “modus operandi”, sus películas, eran a ratos zafias, sórdidas, polémicas, cargadas de psicoanálisis, escatológicas e incluso pornográficas, baratas y además contaban con el don de la intuición como protagonista. En un principio estas características le empujaban a quedar repudiado de este mundo que nada tenía que ver con los filmes españoles, no obstante, con la llegada de los 90 también aparecieron ciertos intelectuales que le reconocieron todo el prestigio que le faltó, situándole a la altura de otros compañeros de oficio, como Alex de la Iglesia. De entre sus más de 200 largometrajes, el más famoso es Necronomicón, filme que va unido a una anécdota digna de mención. En la presentación de esta producción al Festival de Berlín, Franco recibió la tarjeta de un admirador que afirmaba sentirse totalmente impactado con su visionado y quería conocerle personalmente. Ese personaje resultó ser Fritz Lang, quien después citaría este título como uno de sus favoritos de todos los tiempos. Entre los motivos para coronar a este director madrileño figuran un gran bagaje en compañía de estrellas aún mayores, como Christopher Lee o Klauss Kinsky, Drácula, la instauración del género terror hispánico, Gritos en la noche (1961), el descubrimiento de mujeres tremendamente provocativas, como la suya, Lina Romay y aventuras indescriptibles. Algunas razones para el desprestigio pueden girar en torno al deterioro moral y profesional de una persona con un potencial tan elevado y comparable a otros célebres del gremio, entre los que se cuentan Mario Bava, Terence Fisher o Roger Corman. Poco a poco, según algunos críticos, Franco se convirtió en la viva imagen de la corrupción artística, con la pérdida de valores fundamentales y un gusto estético inexistente, falta de respeto y de rigor hacia el público son las claves de su deterioro. Algunos de sus títulos que ayudan a entender esa mezcla bipolar entre deseable y desquiciante son Drácula contra Franquenstain, Bésame monstruo y Las diosas del porno.