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ARTE

Los 500 años de la Capilla Sixtina

Por Marta Lobatón GonzálezTiempo de lectura2 min
Cultura31-10-2012

Hace 500 años, en la víspera de Todos los Santos, se celebró la inauguración de la Capilla Sixtina de la mano del Papa Julio II.Ha sido Benedicto XVI quien ha conmemorado el rezo en la que sigue siendo la más impresionante de las capillas pontificias del Vaticano y una de las más bellas del mundo.

Todo comenzó cuando en 1508 el Papa Julio II encargó a Miguel Ángel la decoración al fresco de la bóveda de la Capilla Sixtina sin siquiera consultarle al artista. Él, que se consideraba escultor y no pintor, se dio a la fuga y se escondió en Florencia, pero el poder del Papa iba más allá de la distancia y Miguel Ángel se vio obligado a volver a Roma y encargarse de la decoración. Si bien en un principio tenía orden de decorar la bóveda con imágenes de los doce apóstoles, tras mucha insistencia consiguió libertad creativa y puso en marcha un proyecto que iba mucho más allá… La historia del mundo antes de Jesucristo, la creación del hombre, la expulsión del paraíso, el diluvio universal y muchas más escenas, compuestas por millones de detalles que convierten la obra en un proyecto grandioso, no solo por sus 1.100 metros de superficie tamaño sino también por su significado. Cuatro años de un tremendo trabajo en solitario, una imaginación desbordante y una actividad casi frenética sobre unos andamios y en posturas muy incómodas y dolorosas, sirvieron para que Miguel Ángel engendrara una extraordinaria obra de arte que hoy en día es visitada por hasta 30.000 turistas al día y conocida en todo el mundo. Pero este cumpleaños deja un sabor agridulce debido a la amenaza que causa este aluvión de personas a la capilla, provocado por los “daños a causa del polvo, la presión antrópica, el anhídrido carbónico, de la temperatura excesiva, de los cambios climáticos… Todos ellos son elementos nocivos que cada visitante provoca y que amenazan el microclima de la Capilla Sixtina” como ha comunicado a los medios Antonio Paolucci, director de los Museos vaticanos. Como solución, la Santa Sede encargará la instalación de un nuevo climatizador especial que asegure la temperatura óptima para la capilla, pero también se baraja la posibilidad de reducir el número de visitas diarias para preservarla y cuidarla como una creación de tanto esplendor merece.