INDEPENDENCIA CATALUÑA
Las deudas y barreras que implica el "Estado propio" catalán
Por Selene Pisabarro3 min
España31-10-2012
La Cataluña independiente de Artur Mas es una utopía, un paraíso, y la realidad es muy distinta. En el caso de que consiguiese la independencia, las cosas no pintarían demasiado bien. La Unión Europea no apoya esta secesión, la educación y la sanidad se someten a grandes recortes y muchas empresas que tienen sus sedes en territorio catalán marcharían.
La Unión Europea lo tiene muy claro: no va a entrometerse en los asuntos internos de España. Aún así, los portavoces han declarado que la ciudadanía europea está ligada al Estado miembro. Esto quiere decir que, en el momento en el que un Estado se independiza, deja de pertenecer a la Comunidad Europea. Por tanto, si ocurriese, los tratados ya no se le aplicarían. Por ejemplo, deberían negociar para que los catalanes mantuviesen su ciudadanía europea de acuerdo con la legislación internacional. Bruselas ha añadido que solo darán su dictamen jurídico si el Gobierno español lo pidiera oficialmente. La independencia supondría un caso de inconstitucionalidad ya que, de acuerdo con el artículo segundo de la Constitución, ésta “se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española”. Para evitar que el Tribunal Constitucional no permita el referéndum catalán, pretenden que los datos que se empleen para permitir el derecho a voto sean los del padrón y no los del censo electoral. Al mismo tiempo, los empresarios que ubican sus negocios en territorio catalán, no están de acuerdo con esta futura e ideal independencia. Saben que puede acarrearles graves problemas ya que el mercado español supone alrededor del 50% de la economía catalana. Por eso, lanzan un mensaje inmediato para intentar pararle los pies a Artur Mas. Recientemente, "Coca-Cola", junto con la empresa catalana Cobega, han decidido trasladar a Madrid su nueva embotelladora tras la fusión de las siete compañías con las que operaba hasta ahora el grupo de bebidas norteamericano en nuestro país. A pesar de esto, Cobega prefiere mantener la neutralidad y mantener, junto con su socio DAMM, Cacaolat en Cataluña. Sin embargo, no es la primera en dar el paso ya que José Manuel Lara (Grupo Planeta) también ha anunciado que, en el caso de que se independizase, cambiaría su sede a otro punto de España. Según las encuestas, un 85% de los empresarios catalanes piensa que no tendría una buena repercusión la secesión del territorio catalán. Las consecuencias podrían hundir su economía ya que el aumento de fronteras y el pago de elevados aranceles para hacer circular las mercancías por España y Europa sería insostenible. Cataluña recibirá este año 5.370 millones de euros procedentes del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA). El crédito se empezará a amortizar a partir del 2015, cuando deberá pagar, además de los intereses, 679 millones de euros. La Administración no podrá hacer frente a la deuda, por lo que deberá ser refinanciada. Si el territorio catalán fuera finalmente independiente, perderían alrededor del 30 y 50% de su PIB en unos pocos años. Además, se acaba de saber que el Tesoro cobrará a Cataluña un interés del 5’65%. Esto supone un gasto de alrededor 300 millones de euros anuales en intereses que solo se reducirán si se amortiza el crédito en los próximos diez años. La educación y la sanidad tampoco pasan su mejor momento en la comunidad autónoma. Por un lado, el Gobierno catalán ha reducido las becas de comedor y de libros de texto así como las subvenciones a las Asociaciones de padres y madres (Ampas). Igualmente, se instaura el uso de la fiambrera y se minimizan los presupuestos para el funcionamiento de los centros. Con esto, la pobreza infantil se sitúa en el 25%. También, los docentes sustitutos deben trabajar un 15% menos de horas y su salario ha disminuido. Por otro lado, la lista de espera en los hospitales y centros sanitarios ha aumentado un 42,1%.