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NBA

Un mal sueño

Por Mario VieraTiempo de lectura3 min
Deportes12-05-2012

En un abrir y cerrar de ojos. Así de rápido ha sido la caída de los Bulls en los Playoffs. Tras firmar la que podría ser una de las mejores temporadas de su historia, terminando con el mejor record de la Conferencia Este, y el segundo mejor de la NBA, los Chicago Bulls se despiden, de la que probablemente sea la peor post temporada de su historia.

Todo apuntaba a que los Bulls despacharían sin problemas a los 76ers. Los 1º de la eliminatoria, contra los últimos. Y reafirmaron esa apariencia en los inicios de su primer encuentro. Jugando en casa, los Bulls tenían a la grada en pie. Siempre llevando una ventaja de dos dígitos en el marcador. Por mucho que los intentaran los 76ers, no encontraban ninguna solución para resolver el rompecabezas de los Bulls. Hasta que llego el fatídico minuto 47 de ese primer partido de la serie. Derrick Rose saltaba a por un rebote cuando repentinamente el base se desplomaba en el suelo con una mueca de dolor. Había tenido una mala caída. Una mala caída que rompió todos los planes de los Bulls, así como también rompió los ligamentos de la rodilla derecha de Rose. A pesar de perder a su capitán y estrella, los Bulls mantuvieron el nivel y terminaron ganando el partido con un contundente 91-103. Pero las tornas se cambiaron a los dos días, cuando daba inicio el segundo encuentro de la serie. Los 76ers aprovecharon el bajón anímico que tenia el equipo de Illinois y apretaron en el segundo partido. Con la baja de Rose, los de Philadelphia forzaron el juego exterior con jugadores como Iguodala, Turner, Williams o Holiday. Al finalizar el encuentro, los 76ers sorprendieron y consiguieron una victoria por 109-92. Para el tercer partido la eliminatoria se traslada a Philadelphia, hogar de los 76ers. Y fue allí, en el tercer partido cuando el destino de los Bulls quedo sellado. En el minuto 15, Joakim Noah caía lesionado. Batallando en la pintura, el pivot se lesionaba el tobillo. Con 2 de sus 5 titulares fuera, los 76ers se abalanzaron sobre la yugular de unos maltrechos Chicago Bulls. Y lo hicieron con fuerza. Los jóvenes 76ers no solo conseguirían la victoria en ese encuentro, si no que también los harían en el cuarto partido. Los Bulls trataron de salvar la situación en el quinto encuentro, cuando Boozer y Deng se cargaron el equipo y consiguieron la victoria en la quinta convocatoria de la serie. La serie estaba 3-2 a ventaja de los 76ers. Una victoria de Philadelphia y la eliminación de los Bulls quedaría sellada. Determinados a igualar la serie, los Bulls sacaron su mejor cara. El partido parecía una final de la NBA. La ventaja en el marcador oscilaba constantemente de un equipo a otro. Hasta que a tan solo 2 segundos del final, Andre Iguodala conseguía una falta. El marcador mostraba un 78-77 a favor de los Bulls. El alero de los 76ers demostró por que es el capitán de Philadelphia. Cuando se situó en la línea de tiros libre no se lo pensó dos veces. Flexionó las rodillas, relajó las muñecas y encesto su primer tiro. El marcador estaba igualado a 77. Repitió el mismo mecanismo y encesto su segundo tiro. Ventaja de un punto para Philadelphia. La corta posesión de los Bulls solo dio tiempo para que CJ Watson se jugara un tiro milagroso desde medio campo. Pero en esta eliminatoria quedó claro que no hay cabida para milagros en la NBA. Tenacidad y trabajo duro es lo que cuenta, y así lo demostraron los 76ers. Ahora a Chicago le queda un largo verano por delante, en el que tendrán que lamerse las heridas, esperan una pronta y buena recuperación de Rose y desde luego olvidarse de este mal sueño que ha sido su final en la temporada.