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ESCULTURA

Eduardo Chillida se debate entre la vida y la muerte

Por José Luis Carreras LópezTiempo de lectura1 min
Cultura15-03-2002

Los médicos que lo atienden en la policlínica de San Sebastián han afirmado que esta nueva enfermedad ha agravado el ya delicado estado de salud del escultor.

En los últimos meses hemos tenido que despedir a grandes personajes de la cultura, como al escritor Camilo José Cela y al dramaturgo Adolfo Marsillach. Parece que durante estos días nos enfrentamos a un nuevo adiós, al del escultor Eduardo Chillida. Esta vez se trata de uno de los escultores españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Desgraciadamente, Eduardo Chillida vuelve a ser noticia. El escultor llevaba apartado de la esfera pública desde octubre del 2000, tras inaugurar su museo Chillida-Leuko en Hernani. Esta reclusión del artista se debía al alzheimer con el que ha convivido y luchado durante estos últimos años. Eduardo Chillida nació en San Sebastián hace 78 años. Pronto se percibió en su persona un espíritu independiente y arriesgado. Dejó su carrera universitaria como arquitecto para dedicarse a su auténtica vocación. Su primera obra se expuso en 1948 en París, era un torso y lo exhibió al público en la galería Maeght. Sin embargo, su éxito llegó con una obra no figurativa, en 1950: Ilarik; aquí se aprecia su conciencia del espacio como elemento material y simbólico a un tiempo. De este primer reconocimiento en su propia tierra, el autor de El peine de los vientos pasó en 1958 a triunfar internacionalmente. Ha obtenido galardones prestigiosos como el Gran Premio de Escultura en la Vienal de Venecia, el Canegie y el Kandinski. Como colofón, fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Complutense en Chillida-Leku el pasado octubre del 2000. Sus trabajos escultóricos van desde el granito hasta la madera, el acero o el hormigón. A pesar de la dilatada carrera que tiene a sus espaldas, Chillida tiene una asignatura pendiente: moldear a su gusto la naturaleza. El escultor no ha conseguido materializar su proyecto más ambicioso, que consiste en construir un monumento en la montaña de Tindaya, en Fuerteventura.